Al compás de tu respiración

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El Entrenamiento de los Pilares comenzó con seriedad y con él, un nuevo ritmo en sus días

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El Entrenamiento de los Pilares comenzó con seriedad y con él, un nuevo ritmo en sus días.

La mayoría de los Pilares regresaron a sus propiedades, donde entrenarían a los cazadores en cada una de sus disciplinas. Kyojuro y por extensión, Akaza, se quedaron. El espacio que habían usado para el encuentro entre los Pilares y la Luna Superior había sufrido algunos daños, por lo que era lógico seguir usándolo en el entrenamiento nocturno. Se trazó un cronograma para planificar con anticipación quién vendría y cuándo. Básicamente, Akaza lucharía contra un Pilar por noche hasta que todos tuvieran su turno, luego lo repetirían otra vez.

No podía esperar para enfrentar a cada uno de ellos.


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El primer entrenamiento resultó ser un desafío.

No le había preguntado a Kyojuro el orden que habían elegido los Pilares—era bueno que sea una sorpresa y no era como si quisiera pelear con unos más que con otros. Sin embargo, debería haber recordado que había algunos con los que quería pelear menos que con otros, la forma muy femenina de Kanroji que era traída por la noche se lo recordó. Otro Pilar estaba detrás de ella, el que tenía la serpiente enroscada alrededor de su cuello, pero permaneció junto a Kyojuro, claramente era solo un invitado. Su rostro no ocultaba su desconfianza ni su desagrado. Si tuviera que adivinar, diría que estaba allí para asegurarse de que la mujer no sufriera ningún daño.

Lo cual era estúpido, porque Akaza no tenía intención de lastimarla.

No es que no quisiera pelear con ella—era un Pilar y había entrenado con Kyojuro, pero su energía no era de llamas arremolinadas. Tenía curiosidad, pero... No pudo evitar la reacción instintiva de querer olvidarlo todo y dejarla en paz.

No mostró nada de su confusión cuando ella se detuvo frente a él, con la mano en la empuñadura de su espada. Se dejó caer en su propia posición de pelea, cerrando una mano en un puño suelto. Si intentaba retenerse incluso más de lo que se necesitaba—bueno, nadie tenía que saberlo, ¿o sí?

Ignoró sus instintos y la miró como lo haría con cualquier oponente. Parecía engañosamente débil, con sus grandes ojos inocentes y su piel suave. La energía a su alrededor burbujeaba, ligera y juguetonamente. Sin embargo, tenía la misma aura que los otros Pilares, la que demostraba fuerza y experiencia y sus ojos eran firmes y penetrantes.

Desplegó su brújula y esperó a que ella diera el primer paso. Lo hizo, desenvainando su espada en un gesto suave mientras saltaba hacia él. El corte resultante atravesó la totalidad de la parte superior de su cuerpo, de un brazo al otro y puso cierta distancia entre ellos mientras miraba boquiabierto la espada más extraña que jamás había visto. Ella lo siguió de inmediato, sin darle tiempo para pensar y Akaza gritó cuando la hoja flexible azotó sus pies y sobre su cabeza, enroscándose en el aire como una serpiente hambrienta.

Fleur de Lune ❍ RenkazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora