Cuando Akaza calculó mal cuánto tiempo le quedaba antes de que saliera el sol durante su pelea con el Pilar de la Llama, se vio obligado a retirarse antes de que pudiera convertirlo en un demonio, o matarlo. Kyojuro quedó gravemente herido y el cami...
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Su primera reacción fue la negación.
Pero el colchón estaba frío, las sábanas estaban tiradas descuidadamente y sabía que Aoi y las otras chicas nunca habían abierto tanto las ventanas. Especialmente no cuando el clima se estaba volviendo tormentoso, cuando el viento aullaba entre los árboles y las nubes grises llenas de lluvia se asentaban lentamente sobre ellos.
Su segunda reacción fue salir por la ventana e ir a buscar a Akaza en ese mismo instante—¿Estaría en el patio? ¿Habría ido más lejos? ¿Y por qué había—?
¿Por qué, por qué, por qué—?
Ya tenía una pierna afuera cuando un pensamiento racional lo golpeó. Respiró hondo y volvió a meterse en la habitación. Cerró la ventana y de una manera mucho más tranquila de lo que realmente se sentía, fue a ver a Kocho.
"Oh, Rengoku," lo saludó mientras entraba a su oficina. "No esperaba verte tan pronto. Supongo que Akaza todavía está durmiendo..."
Tamayo estaba escribiendo en un cuaderno, cómodamente sentada en una silla acolchada junto a la de Kocho. Le sonrió cuando entró.
"Se ha ido," les dijo.
La pluma de Tamayo cayó al suelo. Las dos mujeres lo miraron con los ojos muy abiertos.
"¿Q—qué? ¿Cómo que se ha ido? Aoi pasó por su habitación hace apenas dos horas—¡Rengoku! ¿Adónde vas?"
"Voy a buscarlo. Solo quería que lo supieras de antemano."
Con esas palabras de despedida las dejó, ignorando las llamadas a sus espaldas. Salió corriendo del edificio e hizo una revisión superficial de la Mansión de las Mariposas—pero como había pensado, no encontró a nadie allí. Tampoco vio signos evidentes de que alguien hubiera pasado recientemente, ya que la tierra aún estaba lo suficientemente seca como para no dejar huellas.
Dejó la finca y se adentró en el bosque. Necesitaba un lugar para pensar, no tenía dudas de que otras personas vendrían tras él después de su repentina partida y las noticias que había traído y no los quería cerca. Ahora no. Aún no.
Akaza. Akaza.
¿Fue una reacción al despertar y encontrarse humano de nuevo? No podía pensar en ninguna otra razón. Tamayo se había derrumbado mentalmente—¿la forma de Akaza de lidiar con eso era huir? Tal vez debería haberlo sabido. Debería haberlo anticipado. Era propenso a marcharse y esconderse cada vez que algo le molestaba cuando era un demonio. ¿Por qué esa parte de él cambiaría ahora como humano?
Dolía perderlo de nuevo. Dolía mucho. Kyojuro había pensado tontamente que ahora todo estaría bien. Por supuesto, no sabía nada del pasado de Akaza, pero nunca lo había previsto como un problema, aunque probablemente no fueran solo recuerdos felices. Todos experimentaban dolor y sufrimiento. Akaza lo sabía. Entonces, ¿por qué..?
