Parte 1

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Harry escuchaba a Ginny parlotear como loca sobre lo preparativos finales del matrimonio entre Hermione y Ron. Habían pasado 6 años de la Guerra y 5 años desde que habían terminado el colegio, y sus dos amigos se iban a casar haciendo feliz a todo el mundo por el gran acontecimiento, bueno todos menos a él y a Hermione. Desde que Ron le pidió ser novios había visto la tensión en Herms, las sonrisas forzadas y las muestras de cariños incomodas. Sabia y sentía que ella no era feliz y ahora que estaban a un mes del evento había visto lo miserable que era, nadie más lo veía solo él y otra persona, su inesperado amigo, Draco Malfoy. Se habían vuelto amigos al finalizar la guerra y al volver al colegio, dejando a un lado la rivalidad y los prejuicios congeniaron de maravillas y se volvieron muy unidos. Ambos compartían secretos. Él le había comentado que Granger se veía opaca, como si no tuviera fuego sino solo cenizas. Harry amargamente estuvo de acuerdo y por eso estaba furioso con el matrimonio.

-Hermione se veía hermosa con su vestido de novia. Radiante-comentó Ginny completamente ajena a los pensamientos de su "novio", quien se tuvo que morder la lengua para no aclararle a la pelirroja que Hermione se veía hermosa siempre, aunque dudaba que estuviera radiante. -Me muero para que sea nuestro turno-Harry hizo una mueca.

Ginny vivía en su mundo y se negaba ver la realidad, la que era que Harry no la amaba y que solo estaba con ella por compromiso hacia la familia Weasley y hacia la Sociedad Mágica, compromiso que estaba a punto de terminar. Sería injusto al decir que nunca llegó a querer a Ginny, sin embargo cuando compartió su secreto con ella con la esperanza de que lo apoyara cosa que no paso; lo trato de loco e hizo como si jamás hubiera escuchado decir semejante cosa. En ese momento vio que no tenían futuro juntos.

-¿Cómo estuvo tu almuerzo con Weasley?-escuchó al entrar en su casa, encontrándose con Draco bajando las escaleras remangándose las mangas blancas de su camisa, iba sin corbata y con pantalón negro.

-No dejaba de hablar del matrimonio-suspiró colgando su abrigo en la entrada. Draco frunció el ceño ante la palabra con M. Ambos pasaron a la sala.

-Todos en esa familia están ciegos-comentó Draco sirviendo dos copas de whisky, una se la entregó Harry.

-No solo ellos, sino todo el mundo mágico-gruñó Harry dándole un sorbo a su copa. -Odio todo este show. La próxima semana voy a terminar mi relación con Ginny.

-Ya venía siendo hora.

-¿Celoso, Malfoy?-preguntó Potter de manera burlesca ganándose un bufido por parte del rubio.

-Jamás estaría celoso de la disque relación que se supone que tienes con Weasley, y lo sabes.

-Se me olvida que estoy hablando contigo-negó con la cabeza antes de terminar su trago.

-Pero, hablando enserio ¿cómo lo vas hacer?-había un pequeño deje de preocupación en las palabras de Malfoy. Tenía muy claro que la relación que tenía el pelinegro con la menor de los Weasley le traía muchos beneficios a este, entre ellos que nadie le tomara mucho asunto que los dos vivían juntos en la antigua Mansión Black; por lo que tenía muy claro que si Potter terminaba con la pelirroja iba traer uno que otro inconveniente.

-La mansión Potter en Canadá esta lista-comentó, levantándose para servirse otra copa. -Saliendo del colegio lo habíamos hablado y sinceramente siempre me pareció atractiva la idea de vivir allá lejos de acá, así que cuando salió lo del compromiso de Hermione mande hacerle habitable nuevamente con ciertas remodelaciones para nuestra comodidad

-Me gusta la idea, si quieres tengo las maletas lista en un segundo-dijo Draco mirando a Harry con una leve sonrisa, -pero, sinceramente, ¿vas a dejarla? ¿vamos a dejar que haga semejante tontería?

-¿Qué quieres que haga? ¿Qué la secuestre y la retenga a nuestro lado hasta que vea cuan equivocada esta?-antes estas preguntas Draco le dio una sonrisa. -Sabes que jamás harías eso, la quieres tanto como yo y no la dañarías con eso.

-Estas bien, no hagamos nada de eso-aceptó Draco dándole la razón a su compañero. -Aun así hay que hacer algo, por lo menos intentarlo.

-Suponiendo que logramos que no se case, puede que eso no termine con quieres que termine-era un buen punto al que llegaba Potter.

-Puede que sí, puede que no-se encogió de hombros, -pero sabes tan bien como yo, que ella estaba cambiando en el último año con nosotros, lo sentiste tanto como yo, eso no me lo puedes negar-tan solo el recuerdo de aquello le sacaba un gruñido de parte de Harry.

Recordaba nítidamente las mirada de Hermione sobre él y sobre Draco, miradas pesadas y penetrantes, deseosas de algo que ni ellos mismos entendían por parte de ella; sin embargo, se sentían tan bien, tan correctas y perfectas. Aun no lograba entender que había pasado un mes antes de terminar el año, en el momento que había decidió dar un paso hacia Hermione, todo el comportamiento de ella hacia ellos cambio drásticamente. A él lo volvió a tratar como el hermano que alguna vez fue y a Draco lo ignoraba siendo muy pocos los momentos que le dirigía la palabra, palabras sumamente cortantes e impersonales. A los dos aquello les dolió en el alma, que hasta el día de hoy sentía que les faltaba algo, sentían un vacío que no se lograba llenar con nada.

-Mueve tus piezas, mientras yo me hago cargo del desastre que va ser cuando termine con Ginevra-determinó Harry tomando del hombro a Draco. -Sin embargo, en el día del matrimonio nos vamos sea como sea; ya no soporto más secretos ni engaños.

-Así se hará-aceptó Draco con determinación poniendo su mano en el cuello del pelinegro.

-Mejor vamos a la habitación que estoy muy cansado-suspiró Harry recargándose en el tacto del rubio.

-¿No vamos a cenar?-preguntó algo coqueto.

-Después le decimos a Kreacher que nos suba algo-dijo tomando la mano de Draco, llevándole hacia el segundo piso perdiéndose en la habitación principal.

Secret -Harry Potter-Where stories live. Discover now