Parte 2

302 40 2
                                    


Le molestaba aquel vestido, de un luminoso blanco con un frondoso corte princesa, ella no dijo nada al ver la elección que había hecho quien sería su futura suegra, ¿Dónde se había ido su determinación? ¿Por qué se casaba si ella tenía otros planes y deseaba otra cosa? La respuesta era fácil. Se sentía en deuda con su novio por lo ocurrido en la guerra y se sentía una abominación al haber llegado sentir lo que llego a sentir en el último año en el colegio. Lo que llego a sentir por Draco Malfoy y por Harry Potter. Nunca se había sentido así hasta después de la guerra, cuando al volver a Hogwarts Harry limo las perezas con Draco formando a una extraña amistad para todo el mundo, mientras que ella lo veía como una relación tan correcta, tan perfecta. Deseaba pasar mucho tiempo con ellos, aunque su novio continuamente intento impedirlo, aun así lo hacía y se sentía completa con ellos dos. Recordaba la primera vez que se dio cuenta de que sus sentimientos cambiaron. Fue en una fiesta desenfrenada en la Sala Común de Slytherin, era pasada medianoche y el alcohol estaba corriendo en las venas de más de uno, por no decir de todos. Recordaba observar en la pista de baile improvisaba como una chica de Ravenclaw bailaba muy sensualmente entre Harry y Draco, quienes se apegaban a la chica al ritmo de la música, vio como las manos del rubio se paseaban por las curvas de la muchacha mientras que las manos de pelinegro acariciaba los muslos levantándole levemente la falda. Ante esa escena un fuerte sentimiento emergió del pecho de la castaña, un sentimiento de envidia, de celos. Deseaba ocupar el lugar de la chica. Se sintió completamente choqueada al ser consiente de ese sentimiento; según ella Harry era como su hermano y con Draco estaba formando una grata amistad, entonces ¿Por qué se sentía así? Con el pasar del tiempo todo fue empeorando, deseaba estar siempre con ellos, tocarlos, oler sus perfumes, sentirlos y todo eso la estaba volviendo loca. En un momento de desesperación fue hablar con su mentora, la profesora McGonagall, quien al oírla simplemente le dedico una mirada de profunda decepción. En ese momento entendió que estaba mal, muy mal; por lo cual decidió alejarse, guardar todo los sentimientos que había desarrollado en un cofre imaginario y lo enterró en lo más profundo de su mente. Después se dedicó a su noviazgo y realizar una pasantía como editora en El Profeta. Ahora estaba a menos de un mes de casarse y en menos de un año iba a pasar a ser escritora junior, todo se veía en orden y perfecto, entonces ¿Por qué sentía que todo estaba mal?

-Señorita Granger-la voz de su secretaria la saco de sus pensamientos, dándose cuenta de que se encontraba delante de ella leventemente nerviosa. -Se encuentra el señor Draco Malfoy afuera solicitando hablar con usted.

La sorpresa era evidente en el rostro de la chica dorada, desde que se había alejado de él muy pocas veces hablaron y nunca a solas; incluso desde que el rubio vivía con el pelinegro en la Mansión Black no había puesto ningún pie dentro de ella. Lo último que deseaba era estar a solas con alguno de ellos y muchos menos con los dos.

-Hazlo pasar-ordenó.

En menos de un minuto Malfoy invadía el territorio de la leona. Ella no podía negar que Draco en su adolescencia era guapo, pero la adultez lo había vuelto en un hombre sumamente atractivo que exudaba masculinidad y seguridad. Su cabello rubio platinado corto sin gomina, camisa blanca sin corbata, traje de color grafito con una túnica negra encima, era bastante alto llegaba fácilmente al 1.90 y su cuerpo a simple vista se veía trabajado. Antes fácilmente era comparado con una serpiente, pero en ese instante Draco Malfoy se parecía más a un elegante e intimidante Dragon Gales Verde.

-¿A qué debo esta visita?-preguntó Hermione sin siquiera saludarlo.

-Siempre tan directa, Leona-se burló tomando asiento. -Vine a hablar contigo un tema que a Harry y a mi nos moleta gravemente.

-¿Qué tema?-preguntó levemente preocupada ante la mención de su amigo.

-Tu casamiento con Weasley-soltó sin más ganándose el ceño fruncido de la castaña.

-No veo que aquello sea de la incumbencia de ninguno de los dos-sus palabras fueron completamente a la defensiva.

-Sabes perfectamente que si-las palabras de Draco le choquearon provocándole un escalofrió en la espalda. -Tanto yo como Harry sabemos que no eres feliz con esto, Herms ¿Por qué lo estás haciendo?

-No sé de lo que estás hablando.

-No te hagas la tonta, que ese papel jamás te ha venido bien-gruñó inclinándose hacia delante. -¿Dónde dejaste tus metas? ¿Dónde está tu sueño de ser la mayor impulsora de derecho de criaturas mágicas? ¿Dónde está tu sueño de ser la primera hija de muggle en ser ministra?

-Eran solo sueños, me di cuenta de que estaba equivocada, Malfoy-una parte de si se odiaba al decir aquellas palabras. Así como otra parte de si se sintió inquieta al escuchar como Draco recordaba todo aquello de ella.

-Tonterías. Tu jamás te equivocas, no por nada eres la mejor bruja de nuestra generación y heroína de guerra- una sonrisa de confianza adorno el rostro del rubio.

-Siempre hay una primera vez, Malfoy.

-En tu caso lo dudo, por lo menos en esto-bufó. -Sinceramente dudo que desees ser la señora Weasley, desde que estas con todo esto con él ya no veo ese fuego tuyo tan característico que tenías-comento dejándola sin palabras.

-Creo que deberías irte-fue lo único que logro decir Hermione. Draco se levantó de su asiento.

-Cuando te cases con Weasley, Harry y yo nos iremos de acá y sinceramente dudo que volvamos, por lo menos en un tiempo cercano-la sorpresa era evidente en Granger. Jamás se hubiera esperado que aquello llegara a pasar. -Tienes la opción, Herms-dijo colocando sobre la mesa un broche de dos serpientes entrelazadas, una era de oro con rubies y la otra era de plata con esmeraldas.

Antes de que Hermione pudiera decir algo al respecto, la puerta de la oficina se abrió de golpe dando paso a un enojado Ronald Weasley, quien le dedico una mirada llena de desprecio a Draco.

-¿Qué haces aquí, Malfoy?-escupió lleno de rencor.

-Nada de tu interés, Weasley-la voz neutra y calmada de Draco solo incremento el enojo de Ron. -En todo caso ya me iba. Adiós, Granger-se despidió dirigiéndose a la puerta. Se detuvo abriéndola. -Ah. Y saluda a Ginevra de mi parte- les guiñó un ojo antes de desparecer de la vista de la pareja.

-Ese hijo de puta lo sabía-gruñó Ronald rojo de rabia.

-¿Qué cosa?-preguntó Hermione tapando discretamente el broche con unos documentos.

-Harry acaba de terminar con Ginny-soltó Ron. Era lo ultimo que Granger esperaba escuchar.

Secret -Harry Potter-Where stories live. Discover now