Capítulo 11

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POV Wanda:

Todo es un completo caos. Strange está tirado en el suelo, sus signos vitales apenas son notables, según Wong. América, ha despertado de su letargo, y está histérica por qué recuerda todo lo que ha hecho. Dominga, está sin aliento, ni fuerzas para levantarse. Aún así, apoya su mano sobre la mía. Los alumnos están impactados con lo sucedido. Y para rematar, el escuadrón nauseabundo sale a relatar.

-¿¡Qué demonios ha pasado!? -Clea se acerca a Strange con rapidez.

Wong le da una rápida mirada de desprecio y se adelanta a hablar por mí.

-Un accidente.

Ella, en respuesta, abre sus fosas nasales con ira y se dirige directamente a mi. Agarra mi muñeca y me levanta a la fuerza. Me suelto de su agarre con la poca paciencia que me queda, y vuelvo mi atención a Dominga. Cuando Clea me a agarrado, ha tirado a Dominga sin ningún rastro de preocupación por ella.

-Cariño, estoy bien. Soy más dura de lo que piensas. -Pronuncia en un hilo de voz. Le sonrío, y vuelvo mi atención a Clea cambiando mi semblante por completo.

-Eres su mala suerte personificada bruja. -Arrastra con desprecio la última palabra. Sonrío de medio lado.

-Por lo visto, él si te ha hablado de mí. Pero yo no sabía de tu existencia. -Su ira se engrandece.

Tengo ganas de mandarla al fondo del infierno a que se encuentre con Chthon, o con su abuela, lo primero que pille. Pero me contengo.

-Tengo muchas prioridades en mi cabeza Clea. Tú, ni siquiera existes ahí. Así que te ruego, de una forma bastante cordial, que te apartes de mi camino y me permitas socorrer a Stephen. -Menciono con los dientes apretados. En verdad, estoy reteniendo en demasía mi frustración, y no quiero que salga en un momento que no pueda controlar.

Mikel manda a Clea a entrar al templo. Al principio se resiste, pero cede. Entre tanto, me acerco a América. Está en shock. No para de susurrar que todo es culpa suya. Tiene las rodillas hincadas en el suelo, y sus manos en cada lado de la cabeza.

-America... -Comienzo. Me pongo de cuclillas a su altura para captar su atención. -Nada de esto es culpa tuya. -Eleva su mentón. Su mirada completamente perdida. -Pero, debes ayudarme para poder salvar a Stephen y a Dominga. -Le tiemblan las manos y la barbilla.

-D-d-debo, irme. Será lo mejor. Se van a morir... Yo, yo los he matado. -Rompe a llorar. Junto mis labios.

-America, no todo lo que pasa a tu alrededor es tu culpa. -Ahora si me presta total atención. -Cuando hacemos, o creemos que hacemos algo mal, debemos enfrentar nuestras consecuencias. Si de verdad quieres ayudar, necesito que te levantes, y socorras a los heridos. -Solloza aún más cuando se percata, que algunos alumnos también han recibido su descontrol. -Nadie hizo más daño aquí que yo. Si Stephen, tú y Wong, no me guardáis rencor, menos lo harán contigo. -Su mirada apagada cambia a una de decisión.

Asiente y se levanta. Le ofrezco mis manos, las cuales acepta de inmediato. Doy pequeños pasos con el miedo que ya se me ha hecho demasiado familiar, para mí desgraciada, hacia Strange. Puedo sentir como mi corazón se frena en un momento, para después empezar a latir con demasiada rapidez. El mundo se me cae encima cuando me percato, que no abre sus preciosos ojos. Cuando me empiezo a acercar a mi herido doctor, y le toco su rostro, noto que está demasiado frío. Recuerdos que quisiera olvidar vuelven a surgir en la parte central del cerebro en forma de flasesh. Mi mente se separa de mí cuerpo y no soy capaz de pensar con claridad. Los músculos dejan de responderme y me desplomó en el suelo a su lado. Tiene la piel pálida. Me acerco a escuchar su corazón. Su latido es débil, pero ahí sigue. Wong pone una mano en mi hombro y me regresa a la realidad. Le podemos salvar. Aún se puede salvar. Me armo de valor por qué no me puedo permitir derrumbarme en este momento.

Entre Tu Mundo Y El MíoOù les histoires vivent. Découvrez maintenant