Capítulo 19

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CAROLINA WHITE

No puedo creer esto, salir y ver el carro de Chris estacionado en la esquina de mi casa fue demasiado extraño para mí. Estoy harta de que siga buscándome, solo me lastima más cada que lo hace.

Subí a mi habitación para dormir un poco, necesito descansar un rato de estas semanas que han sido las peores de mi vida. Mamá está reprochándome a cada rato lo de Chris, nunca falta un "te lo dije" cada que me ve con ganas de llorar.

Solamente Marie y Alex han estado ahí para mí. Hoy Alex vino a mi casa para ver Camp Rock dos y sin querer, recordé ese día lluvioso en el que vi la misma película con Chris.

Mis sentimientos por Christian han ido disminuyendo, me obligué a enterrar en el fondo de mi corazón cada uno de sus recuerdos y de los sentimientos que tenia por él, pero siempre quedan pequeños pedacitos de ellos.

Al entrar a mi habitación, veo sobre mi cama la playera de New York que me dió y jamás le devolví. Creo que esa es mi señal para por fin dejarlo ir, el primer paso, es darle todo lo que me recuerde a él.

Voy a la cochera por una caja de cartón, regreso a mi cuarto y me siento delante de mi closet para comenzar a sacar cada una de las cosas que me recuerden a él.

Tomó su playera de New York entre mis manos y sin querer, las lagrimas comienzan a correr por mis mejillas. La pongo dentro de la caja y buscó lo siguiente. El pantalón de una de sus pijamas, unos lentes que tomé de su auto una vez para molestarlo.

Un sollozo se escapa de mi boca cuando veo su playera del equipo de futbol, tiene su nombre y el número veintiocho detrás. Jamás pensé que esto seria tan doloroso.

Después de meter la playera en la caja, tomó entre mis manos unos tenis que había comprado para su cumpleaños. Me había esforzado tanto por buscar a una chica que personalizara los tenis, quería que tuvieran a Messi cuando jugaba en el Barcelona dibujado.

Estaba por cerrar la caja cuando un sobre con mi nombre cayó de mi ropa. Recordé lo que era, una carta que Chris me había pedido que leyera cuando estuviera sola. Olvidé leerla, supongo que es el momento correcto para leerla.

Abrí el sobre con nerviosismo y comencé a leer la carta.

Hola muñeca, es la primera vez que hago esto, así que no te burles de mi por ser tan cursi y escribirte una carta de amor. Es la primera vez que me enamoro de una chica y no sabes lo extraño y lindo que se siente.

Pusiste mi mundo de cabeza desde el primer instante en que te vi. Cuando Liam me dijo que te gustaba, sentí miedo, después de todo nunca había hablado contigo, pero en el momento en que te conocí y empecé a conectar contigo me enamoré muchísimo de ti.

Quizá ahora no lo entiendas, pero me vuelve loco saber que un día me pedirás que me aleje de ti. Espero que ese día nunca llegue, por que te juro que moveré cielo, mar y tierra para volver a tenerte en mi vida.

Me encantas de pies a cabeza y del corazón hasta el alma. Me vuelves loco con una sola mirada, una mirada de esos ojitos que tanto me gustan. Tu sonrisa también me encanta, en realidad, ¿Qué no me encanta de ti? Eres perfecta en todos los aspectos posibles.

Las lágrimas caían por mis mejillas a cada palabra que leía, es absurdo que nuestro amor se haya acabado por una ridícula apuesta, pero no puedo regresar el tiempo y evitar que haga esa apuesta con Liam.

Decido quedarme con la carta, la guarde en un lugar muy especial y estoy segura de que siempre estará ahí. Cierro la caja que contiene las cosas de Chris y la guardo debajo de mi cama.

Al día siguiente, a la tercera hora, me dirijo al campo de futbol, sé que Christian entrena a esta hora y es el momento perfecto para darle la caja. Me armo de valor y camino directo a la banca en donde está sentando.

En cuanto me ve delante de él se pone de pie y una sonrisa aparece en su rostro.

-Muñeca, pensé que ya no querías saber nada de mi- La ilusión era notoria en su voz.

-Así es, pero tenia que darte esto- Le extendí la caja y él la tomó en sus manos con el ceño fruncido.

- ¿Qué es esto? -Dijo mientras se sentaba de nuevo en la banca y la abrió, sacó la playera de New York, miró dentro de la caja y vio las demás cosas de él- No necesito esto, puedes...

-No lo quiero, solo me recuerdan a ti y necesito sacarte de mi mente. Gracias por tantos momentos lindos, pero es hora de decir adiós. Este es el final de lo que pudimos haber sido.

-Muñeca, yo no me quiero alejar de ti- Su voz comenzó a quebrarse- No pienso dejar esto así. Un día voy a ir a buscarte y te volveré a conquistar.

Las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas y el corazón comenzó a agrietarse con cada palabra que decía.

-Si un día pasa eso créeme que las puertas de mi corazón estarán abiertas, pero ahora es momento de olvidarnos de lo que hubo entre nosotros.

Se levantó de la banca y dió un paso hacia mí, sus brazos me envolvieron en un cálido abrazo y fue ahí donde me desborone por completo. Mi bolita de cristal se quebró en mil pedazos y no pude decir nada más.

-Muñeca, no llores. Te buscaré en un futuro, te lo prometo- Señaló mis labios- ¿Puedo? – Asentí con la cabeza.

No me culpen, necesitaba sentir sus labios sobre los míos una última vez.

Nuestros labios se juntaron como muchas otras veces lo habían hecho, solo que esta vez es diferente, porque es la última vez que disfrutaré de sus labios.

Todo el equipo de futbol que estaba a nuestro alrededor se alejo para darnos mas privacidad. Una vez que nos separamos, Chris me dio un último abrazo y me sacudió el cabello con diversión.

-Adiós, rulitos-Dije entre lágrimas, pero con una pequeña sonrisa,

-Hasta pronto, muñeca.

Sin más, caminé para salir del campo. Esa era nuestra despedida, era el final del amor mas bonito que el destino pudo darme. Era el final de nuestra historia.

Claro que me dolió y me dolió más la semana siguiente que se confirmó que lo nuestro había acabado, miles de chicas lo rodeaban y le coqueteaban cada que tenían oportunidad.

Sin embargo, fui sanando poco a poco. Fui con Alex a la graduación y comencé a salir con él, después de todo, las teorías de mamá eran ciertas y Alexander se convirtió en mi novio.

Christian dejo de ser mi crush y ambos cumplimos lo que prometimos, ninguno de los dos nos buscamos y aunque nos veíamos en las clases de la maestra Rose nunca nos dirigimos la palabra nuevamente.

Él me enseño lo que es estar enamorada, lo que es tener un amor no correspondido y siempre lo recordaré como mi amor adolescente. Jamás olvidaré cuando él fue mi crush y yo su apuesta.

Él mi crush, yo su apuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora