- Toto Wolff -

4.1K 260 29
                                    



Ser la secretaria de Toto Wolff no era especialmente sencillo, era un hombre exigente y con temperamento difícil, explotaba con minucias, haciendo que a veces me fuera casi imposible trabajar con él, pero todo esto se compensaba con lo maldita mente guapo que es.

Hoy era uno de esos días donde su humor era de lo peor, estaba estresado por que los monoplazas habían estado teniendo problemas y la estrategia tenía fallas, esto estaba llevándolo al límite.

– ¡Claire! –

A través del intercomunicador pude escuchar su gruesa voz, voltee a ver a mi compañera de trabajo quién soltó me compadeció.

Rodee los ojos con ligera molestia y mordí mi labio con pesadez.

– Es un gritón. –

– Te deseo suerte. – puso su mano en mi hombro y siguió su paso.

Respire profundo y acomode mi falda, tomé los papeles que estaban en mi escritorio para poder caminar hacia la oficina de el señor Wolff.

Una vez estando al frente de la puerta de cristal, volví a suspirar, peinando mi cabello y  con cuidado limpie el borde de mis labios. Por fin me decidí por abrir la puerta, cerrándola detrás de mi.

Encontré a mi atractivo jefe con las mangas arremangadas y su cabello despeinado, sus labios rojos y sus puños remarcando las venas de sus brazos.

El hombre perfecto.

Lastima que solo fuera mi jefe y un enojon.

Quede frente a él, dejando los papeles que llevaba conmigo en su escritorio, gire sobre mis tacones e intente irme antes de que me dijera algo más.

– ¿A dónde crees qué vas, Claire? –

– ¿Necesita algo más? Señor. – sonreí con fingida inocencia.

Se levantó de su silla, cerró la puerta de su oficina para después bajar las cortinillas de la misma. Y una vez acabo de cubrir las ventanas, se dirigió hacia los pequeños estantes en los cuales había distintos tipos de vino, tomó dos vasos y una botella que parecía de whiskey, los puso en la mesa de centro y se sentó en el sofá que estaba frente a esta.

– Ven aquí. – 

No necesito decir más, nuevamente gire sobre mis talones para dar unos pasos y acercarme a él.

– ¿Qué pasa señor?... – estaba por continuar mi oración cuando me interrumpió.

Había abierto la botella y ya tenía los vasos de cristal cortado servidos, me extendió uno de ellos mirándome a los ojos.

– Siéntate y toma conmigo, Claire. –

Obedecí sin rechistar, sin embargo los nervios me empezaban a carcomer. Tome asiento a su lado pero no me atreví a probar lo que parecía ser el elixir para él.

– No creo que sea correcto señor. – mi voz salió como un susurro.

– ¿Por qué no? – la profundidad de su voz me hacía fantasear.

– Señor... –

Intente excusar mi excitación, pero no salió como esperaba, puesto que su gran mano se posó sobre mi pierna.

– Atrévete a llamarme así una vez más y verás. –

– ¿Disculpe? – intente mantener la compostura.

– Por favor Claire, como si no se me pusiera dura. –

Sin poder decir una palabra más acercó sus labios a los míos. Y todo era perfecto, su boca impregnada con sabor a whiskey, su mano encontrando camino entre mis piernas, lentamente subiendo hasta llegar a mi cadera.

Playground - F1!Where stories live. Discover now