Capítulo Extra N-2

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Aquella mañana nuestro primer protagonista un joven cocinero del mar llamado Sanji se encontraba dentro de su cocina eran alrededor de las cinco y media de la madrugada y por el círculo en la pared que hacía el papel de ventana el sol apenas se asomaba en el horizonte, observa sobre la mesa los ingredientes para prepar el omelette de la mañana con el ceño fruncido y una profunda vena de ira en la frente, malhumorado y demasiado enojado, no encuentra palabras para describir su rabia, no es capaz de tocar la comida sin pensar en lanzar todo contra la pared y bajar del barco...

Se preguntaran ¿porqué? La respuesta es bastante simple y tiene el cabello verde...

Hacia una semana con exactitud habían anunciado tierra a la vista y todos los humores parecían mejorar con la noticia, al fin podrían re abastecer el barco y complacer cada uno sus necesidades, definitivamente una buena noticia para todos, excepto para uno que en cuanto escucho la noticia no pudo evitar sobresaltarse y comenzar a dar vueltas por todo el barco nervioso, no es que se comiera las uñas o algo así pero parecía demasiado distraído y ese era él espadachín Roronoa Zoro.

Sanji de inmediato lo noto, se la pasa la mayor cantidad del tiempo observándolo, analizando cada uno de sus gestos y movimientos pues aunque el rubio se niege rotundamente a aceptarlo no acepta para nada el echo de que alguien más se atreva a tocarlo o a tener una conversación demasiado privada con él, cree conocer los intereses del peliverde y no puede evitar sentir unos tremendos celos cuando el espadachín se acerca a alguno de sus compañeros con curiosidad sobre algo, se controla en su totalidad, si, lo hace... Pero le cuesta demasiado, lo quiere solo para él.

Por eso cuando aquella mañana un día después de que atracaran en el puerto y al abrir los ojos el señorito no estaba y no a vuelto desde entonces, lo cual lo irrita demasiado porque seguramente estaría perdido dando vuelta en círculo muy cerca del barco sin encontrarlo pero ¿desde ayer? Definitivamente había algo mal.

-¿Está en peligro? - negó de inmediato con la cabeza - peligro corre él pobre desafortunado que se encuentre con semejante bestia verde...

-¿De verdad esta perdido? - frunció el ceño - no, le di un den den mushi por si eso pasa...

-definitivamente me oculta algo..

Respiro profundamente y dio media vuelta, no se siente capaz de comer ante la sola idea de imaginar lo peor, la idea más trágica que se cruzó por su cabeza.

-se aburrió de mi...

La verdad es que desde que lo anunciaron Zoro comenzó a actuar extraño, no le prestaba atención la mayoría del tiempo y comenzaba a evitarlo de alguna forma lo veía pasear de aquí para allá pensando en algo.

-basta de eso... - sacudió su cabeza con fuerza, decidió que lo mejor sería salir y fumar un cigarrillo para así poder relajarse un poco.

Salió de la cocina y cuando apoyo ambos codos sobre el barandal para disfrutar del cigarro que encendió en el camino, vio a la gran rata verde escabullirse en el cuarto de las chicas luego de mirar a ambos lados con esa expresión que solo decía "culpable" en el rostro.

Boquiabierto dejo caer el cigarrillo en el suelo y sintió como la ira en su interior crecía con cada retumbar de su corazón, piso la colilla con fuerza y dando pesados pasos camino directo a la habitación de su bellas damas.

-¿Cómo se atreve? - gruño entre dientes consumido por la rabia.

-¡sal de esa habitación pequeño bastado! - grito molesto - ¡se que estas ahí! ¡¿Cómo te atreves?!

Alzó la voz molesto por muchísimas razones y lo único que faltaba era que tuviera permitido entrar de madrugada donde sus bellas damas, hora en la que seguramente aun seguirían con sus lindas pijamas...

El Secreto De ZoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora