Capítulo 32

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- Mierda - susurró al sentir - Wow estás... muy húmeda

- Éste es el resultado de tu efecto en mí. Sé que no confías en lo que sale de mi boca, entonces tal vez puedes confiar de lo que sale dentro de mi cuerpo - Jinsol mordió su hombro ahogado un gemido prominente.

Le gustaba, le gustaba muchísimo y estar desnuda junto a ella era el éxtasis total. Era lo prohibido, lo ilegal. La pieza de pan que no te dejan consumir, el dulce que no te querían comprar, el lugar de la ciudad donde no deberías ir, la droga de la que tienes que huir. Jungeun era todo por lo que debía escapar. Jungeun no era nada de lo que la educaron, pero Kim Jungeun le hacía sentir todas y cada una de las sensaciones brotar de su cuerpo en un oasis profundo.

- De verdad me gustas mucho - besó la corona de su cabeza, acariciando su cabello y reposando su mejilla más cerca de ella cuando el éxtasis de las actividades previas comenzaba a disminuir.

- ¿Dices que la escuchaste salir?

Jungeun rodó los ojos y se separó un poco - ¿De verdad? ¿Estás pensando en Hyeju después de que hicimos el amor por horas?

- Está por amanecer, si se fue durante la noche y no ha regresado entonces -

- Ella está bien - alzó un poco la voz - Debe estar en la cama de alguna chica. Cielos Jinsol ¿En serio crees que era tan inocente cuando estaban juntas?

Jinsol de sentó girandose para verla a la cara - ¿Qué?

- Es muy bonita, es obvio que tenía una fila tras ella y bueno, trato de no entrometerme demasiado pero ella les seguía el juego. Claro, la señorita engreída repleta de atención.

La mayor se quedó pensativa. Era evidente que Hyeju tenía una enorme lista de pretendientes, pero era respetuosa y totalmente fiel ante sus ideales. Si terminó con ella fue porque no soportaba cargar el peso de la traición, ahora, imaginar que Hyeju en realidad nunca responsabilizó lo que tenían le golpeó el pecho.

- Hey, muñeca ¿Por qué te pones así? - acarició su mejilla - ¿Qué no la terminaste? Deja de pensar en ella. Así no es como funciona.

Al no obtener una respuesta, Jungeun se levantó de la cama y se colocó la camisa blanca, cubriendo su cuerpo desnudo cuando no obtuvo tan deseada respuesta.

- No, no te vayas. Lo siento.

- Tal vez tienes razón, y está en medio de la nada a mitad de la noche. Soy su maldita guardaespaldas, lo sé.

- ¿A dónde vas?

- A buscarla - tomó su pantalón con fuerza - Eso es lo que quieres ¿no? Correr hacia ella para que nada malo le pase.

- No Jungeun. 

- Pues no lo parece. Me resulta sorprendete que lo único que te importa es ella. Dices que ya no te interesa pero no dejas de pensarla y wow, de verdad habíamos tenido una noche maravillosa. 

- Ya, perdón, ven... Acuéstate conmigo. 

- Se me quitaron las ganas. 

- Jungeun, por favor - suplicó - Te quiero a ti, pero Hyeju es la persona con la que estuve durante años, y - suspiró - Su familia está siendo amenazada. Me es inevitable preocuparme por su bienestar. 

- ¿Y qué hay de mí? Acabo de decirte que me gustas, que estoy enamoradome de ti. ¡Qué patética me siento!

- No bebé - la abrazó por la espalda - Tienes razón, deberíamos aprovechar su ausencia.

El ataque a la familia ChoiWhere stories live. Discover now