Capítulo 36

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- ¡Hyunjin!

Yerim sintió su corazon hundirse al entrar al despacho. Youngjae dejó su cuerpo caer nuevamente sobre la silla y abrazó el teléfono.

- Papá... deberías intentar dormir - el hombre negó con lágrimas en los ojos - Lo sé, pero... te necesitamos fuerte.

- Una semana Yerim - susurró - Una semana.

La hermana del medio sintió su nariz vibrar, amenazando con dejar caer una cascada de tristeza a través de sus ojos.

- Déjame solo.

- Al menos intenta comer algo -

- ¡Quiero estar solo! - gritó, lanzando los papeles en su escritorio de una investigación que parecía no tener éxito.

Hundió su cuerpo en la silla y apretó con todas sus fuerzas el teléfono - Quiero estar solo - se dijo a sí mismo - Necesito estar solo - acarició el teléfono ya sin esperanzas de recibir una llamada.

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Hyunjin tenía la mirada puesta sobre el objeto oculto. ¿Qué más daba?

Por la mañana uno de los hombres se metió a escondidas a la habitación, justo cuando Heejin estaba en el baño. Se abalanzó sobre la azabache, intentando tocar su cuerpo y besar cada parte de él. Los gritos de terror, desencaderanos una lluvia de golpes por parte de Heejin tras oír sus lamentos. El otro hombre a cargo escuchó el ruido y llegó a la habitación para observar la pelea entre su compañero y la castaña. Inmediatamente la detuvo y fue entonces que los golpes llegaron directamente al cuerpo de su guardaespaldas.

- Lo está pensando ¿No es así? - escuchó la voz de Heejin. No se atrevió a mirar, no quería encontrarse con aquel ojo pulsante, ni con el labio roto y tampoco deseaba ver cómo su cuerpo adolorido sangraba.

- Apuesto que es un balde de ácido que está lleno de cadáveres - escupió la azabache sin expresión.

Su mayor se puso de pie cerrando los ojos por el dolor en su rostro - Al carajo.

Hyunjin se sorprendió por su respuesta y con temor la miró. Heejin iba en dirección a la parte más oscura de la habitación, dispuesta a terminar con la duda de la más joven.

- No Heejin - podía correr hacia ella y detenerla, pero el miedo la invadió, provocando que se hundiera más en la cama.

Heejin se sentía morir, literalmente, y si descubrir aquel objeto gigantesco de la habitación la terminaría por matar, entonces estaba dispuesta a arriesgarse.

Con su brazo izquierdo intentó detener la hemorragia de su labio, y con la mano derecha tomó la sábana repleta de polvo y jaló, revelando finalmente su contenido.

Hyunjin cerró los ojos y se tapó con la sábana de la cama, pero cuando el silencio le retumbó los oídos, salió de su escondite, impresionada por el descubrimiento.

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- Tengo algo para ti.

Yerim alzó la vista de su almohada. Había estado en su habitación llorando después del encuentro con su padre.

Una semana transcurrió, lo suficiente para acabar con una familia.

La mansión parecía un funeral, nadie hablaba, todos evitaban la mirada y el silencio gritaba fuerte. No había noticias de Choi Hyunjin. No habían llamadas de rescate. Tampoco habían cuerpos sin vida que asemejaran sus características. Choi Hyunjin simplemente ya no existía más.

El ataque a la familia ChoiWhere stories live. Discover now