Capítulo 37

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- No... ¡No! Por favor suéltame. No por favor ¡Ah!

La llamada terminó, junto a la vida de Choi Youngjae.

Finalmente había recibido una llamada con noticias de su hija. Desgraciadamente, no era algo lindo de escuchar.

Al contestar, únicamente se escucharon gritos y llanto provenientes de Hyunjin en lo que parecía, un intento de abuso. El patriarca sentía su vida quebrarse.

- Youngjae - su esposa acarició su hombro, la familia estaba reunida en el despacho del hombre esperando información.

Youngjae de echó a llorar como un niño, como lo había estado haciendo los últimos días.

Sooyoung tomó el teléfono y lo llevó con ella - Hey, ¿A dónde llevas eso? - gritó furioso.

- Señor -

- ¡No! Pueden volver a llamar y - se detuvo, ¿Realmente deseaba que lo hicieran? Claro que sí, pero no estaba seguro de poder soportar escuchar a su hija de nuevo en ese estado.

- Ahora tenemos algo señor. Podemos rastrear el número.

- Hagan lo que tengan que hacer, pero traigan a mi hija ¡Ya! - su puño aterrizó en el escritorio con fuerza. Haseul acarició su espalda y lo envolvió en un abrazo. Gesticuló a Yerim que ella se encargaría y las dos jóvenes salieron en silencio del despacho.

En la década que llevaba conociendo a Choi Youngjae, jamás lo había visto en ese estado. Y no era para menos, si alguien le tocaba un solo pelo a Yeojin, no quería ni imaginar que pasaría con su vida. Pero la forma de actuar de su marido en ese momento, era irreconocible, no había esperanzas en él y poseía una mirada de culpa.

Haseul no podía interrogar a su marido por más que lo necesitara, pero estaba segura que de hacerlo, encontraría las respuestas a preguntas oscuras que visitaban la mansión.

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- Hyeju, espera.

La azabache detuvo sus pasos antes de entrar en la que ahora era su habitación. Había sido una tarde cansada, su cuerpo ardía por el ejercicio aplicado y su mente gritaba por un descanso.

La mayor sonrió, jugando con sus dedos - Sé que mañana es el torneo. Mucha suerte.

Hyeju quería gritarle que se fuera al demonio, después de todo lo que hizo por ella para que la viera ganar.

Pero su corazón roto le había enseñado algo; que si poseía uno. Y las palabras intercambiadas con Chaewon le demostraron que no solo lo tenía, sino también, estaba aprendiendo a usarlo.

Sonrió - Gracias Soul.

- Espera - la detuvo de nuevo - Lo siento.

- Jinsol, basta - detuvo su catarsis - Estamos bien ¿De acuerdo? No voy a mentirte, me tomó por sorpresa y me dolió, pero ya lo he superado. Ya te superé, así que por favor, superame tú también - dicho ésto, se escondió en su habitación.

Jinsol regresó su mirada a la sala, donde Jungeun la veía con furia - Bebé - susurró caminando hacia ella.

- No - se alejó.

- Jungeun - intentó detenerla.

- Señorita, su ex podría vernos - evadió su mirada, colocando los ojos en la puerta de la azabache.

- Escúchame - tomó sus manos, observando brevemente la habitación de su ex novia - No puedo dejar que ella se vaya. Si lo hace, te tendrás que ir tú también y no puedo permitirlo. Ya no sé vivir sin ti.

El ataque a la familia ChoiWhere stories live. Discover now