Su corazón pertenecía a ella misma, no había otra persona que ella quisiera más que a ella misma, pero su sed de poder la llevaría a tomar decisiones que o podrían acabar con ella o la llevarían a la cima.
Christopher se había bebido toda la barra, empecé a despedirme de los invitados y por último de los Morgan, nos quedamos solos y rodé los ojos al ver que no se podía poner de pie.
—Tyler, llévalo arriba.
Subimos las escaleras de la finca y empecé a quitarme el vestido, ordené que lo guardaran y lo llevaran al High Garden, me puse un vestido corto y cómodo acompañado de unos guantes.
—Que sexi. —me dijo Christopher
—Tyler, partimos ya mismo a Santorini. —pedí
Me ayudaron con Christopher y avanzamos hacia nuestro jet privado.
Christopher se acostó en la silla y me sentó sobre él, estaba totalmente ebrio y yo detestaba que bebiera tanto.
—No deberías beber tanto...
—¿Te importa? —enarcó una ceja
—Eres como un amigo para mí, Chris, y me preocupo por ti.
—Pues deja de hacerlo y solo cumple el puto contrato. —me empujó levantándose y yendo al baño
—Felicidades por su matrimonio. —Iván me ofreció una copa de champán
—Gracias. —la acepté
—El coronel tiene suerte. —me sonrió— No debe ser fácil aguantarlo.
—Créeme que no. —rodé os ojos
Christopher regresó y nos dejaron solos, estaba molesto y yo no entendía el por qué.
—¿Qué tienes ahora? —pregunté
—Cállate. —soltó
—No me gustan estas actitudes tan pendejas.
—A mi no me gusta soportarte y aquí estamos.
—¡Pues vete entonces!
—¡Aquí la arrimada eres tú! —me señaló— Que no se te olvide que no eres nadie, Larissa.
—Soy tu esposa ahora.
—Una esposa que solo uso para saciar la ganas.
—¿Y que crees que hago yo contigo? No seas ridículo. —le eché el champán en la cara ganándome un empujón
—Señor- —Make trató de intervenir
—¡¿Por qué la defiendes?! —empujó a Make
—¡Christopher para ya! —lo agarré del brazo
—Dime, ¿también te revolcaste con él? Porque eres una maldita pu-
Le metí una cachetada que le volteó la cara.
—¡Largo! —grité a los guardias
Se fueron a la otra parte del jet mientras Christopher me miraba como si fuera el diablo en persona.
—¿Se puede saber que te pasa? —traté de sonar tranquila
Me estampó un sobre en el pecho y lo abrí, eran fotos con Phillipe, la vez que nos besamos en el callejón, agradecía al universo que no se le viera la cara.
—¡¿Quién es este tipo?! —me gritó
—¿Contraste a alguien para que me espiara? —dije entre dientes
Tomó mi cabello agresivamente acercándome a él. —¿Quién es el imbécil que te puso las manos encima?
—Suéltame. —traté de zafarme, pero fue en vano
—¡Responde! —su grito hizo eco
—¡¿Para qué? ¿No tengo derecho a besarme con otros, pero tú si tienes derecho a verte con Rachel James a escondidas?! —grité y empecé a pegarle en el pecho para que me soltara y eso hizo
—¡Deja de ser tan inmadura! —se alejó de mi
—Entonces deja tú de pedirme exclusividad cuando no me la das. —me alejé de él y fui con los guardias— Si se les ocurre decirle algo al ministro yo misma los saco a la calle.
—Sí, señora. —dijeron al unísono
—Ahora denme esa maldita botella de whisky.
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