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Reine, Noruega.

Vera Morgan.

Abrí los ojos cuando el olor a perfume me despertó.

—¡Iván! —grité

Ambos escoltas subieron corriendo y me ayudaron a ponerme de pie, fui a darme una ducha rápidamente con ayuda de Miranda quién había sido traída a Noruega para ayudarme con el embarazo.

—Se ve tan bonita embarazada. —me dijo lavándome el pelo

—Estoy que no puedo más. —le dije arrugando las cejas— Ya van ocho meses y medio y siento que cada día me veo peor.

—¡Por supuesto que no! —me dijo— Lo que lleva en el vientre es una bendición y además a todas las mujeres les sienta genial el embarazo.

Sonreí, estos meses no habían sido fáciles y Christopher y yo estábamos en nuestro peor momento, él había hecho cosas a mis espaldas y eso me disgustaba mucho, la relación se basaba en gritos y lloros a cada nada.

—Señora, el coronel está abajo. —me dijo Iván tras la puerta

Me puse de pie con ayuda de Miranda y ella me vistió, no mentía cuando decía que el embarazo me tenía mal, el cansancio era increíble, las ganas de no hacer nada aumentaban cada día, solo quería que llegara el día del parto.

La única visita que recibía diariamente era la de Vladimir y Aleska, papá venía de vez en cuando y Viktoria también, Aleska y Vladimir en cambio venían diario y se quedaban semanas, incluso habían sido testigos de mis peleas con Christopher dónde Vladimir me defendía.

Me puse mi top y pantalón y bajé con los escoltas, en cuánto llegué abajo vi al coronel acompañado de Death.

—Señora. —me saludó

—Hola, Death. —sonreí

—Se ve genial. —dijo y el coronel lo observó fijamente

—Gracias. Dalton llévame a ver a Krista.

Pasé por el lado de Christopher y este ni siquiera me miró, llegamos al establo y saludé a la yegua recién nacida, mi yegua Cristina había dado a luz hace poco y me encantaba estar en el establo, los caballos eran hermosos y siempre estaba al pendiente de ellos.

—Reece está aquí.

—Parece que a todos les gusta venir sin avisar. —murmuré

Fuimos nuevamente a la casa y Reece me grabó nada más entrar.

—Saluda a la cámara futura mamá. —me dijo y no pude evitar sonreír— ¿Algo que decirle al bebé inquieto?

—Deberías salir ya eh, no es por meter prisa pero pesas mucho. —dije riendo

Reece grabó a Christopher quién solo lanzaba malas miradas, este era el recuerdo que yo quería de mi embarazo.

—¿Cómo te has sentido? —Reece empezó a sacar todo para hacerme el chequeo

—Mal. —dije y sentí como Christopher fijaba su mirada en mi— No he dormido nada bien, como mucho y siempre estoy cansada.

—Es entendible, no hay que preocuparse. —me dijo— Cada día falta menos.

—Lo sé. —sonreí acariciando mi vientre

—¿Cómo se ha portado? —me dijo refiriéndose al bebé

—No para de moverse, todo el día está con las patadas y en la noche de milagro me deja descansar, a parte de que siempre me hace comer cosas raras.

𝐻𝑖𝑝𝑜́𝑐𝑟𝑖𝑡𝑎. (Christopher Morgan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora