Capítulo 19

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Isabell

Es inverosímil como soy capaz de sentir la presencia de Dominik posarse a mi lado incluso antes de que fuera plenamente consciente de que me había seguido hasta el mirador. Los vellos de mi nuca se erizaron con su cercanía.

Me siento abrumada cada vez que está cerca y lo que en un principio me parecía excitante ahora ya no me agrada mucho. No me gusta ese sentimiento de vulnerabilidad que lo acompaña, nunca antes había perdido mi lado racional por la presencia de un hombre y con Dominik es justo lo que me pasa.

Mi raciocinio se va a directo a la Conchinchina cuando lo tengo cerca o me dice cosas con doble sentido. Me surgen unas gigantescas ganas de aceptar sus insinuaciones indecentes y que se vaya todo a la mierda, pero no olvido quienes somos. Su actividad favorita seguramente es matar y yo justo ahora ya tengo suficiente de asesinos. Aún me pregunto en qué momento la trama de mi vida cambió de emborracharme en fiestas a ser partícipe del encubrimiento de un asesinato.

«Las vueltas que da la vida, curioso, ¿no?»

Cuando acepté venir a este evento con mi padre esperaba poder alejarme de toda la locura que me rodea y creí que iba a ser otro evento elitista donde las personas querían demostrar quién tiene más dinero e influencias, lo último que pensé es que Dominik fuera a asistir también. Fue una sorpresa inesperada pero no por ello desagradable.

Me está gustando retarlo y rebatir todo lo que dice, aunque en ocasiones me causen mucha gracia sus comentarios no me salgo de mi faceta de mujer exasperada solo para ver hasta donde es capaz de llegar con sus comentarios.

Una corriente de viento gélido me hace estremecer y me maldigo internamente por no haber optado usar un vestido de mangas largas como sugirió mamá.

—Volvamos a dentro, la noche está fresca y si sigues exponiéndote al frío aire de New York conseguirás una pulmonía —la voz de Dominik me hace volverme hacia su dirección para mirarlo con una ceja enarcada.

—Que exagerado eres por Dios —solté un resoplido al mismo tiempo que me alejaba del alambrado que recubría el piso en el que nos encontrábamos del icónico Empire State Building.

Aún me parece surreal estar justamente aquí, había deseado por mucho tiempo venir y estar en este observador.


Claro que cuando papá me explicó donde sería llevado a cabo este evento benéfico financiado por personas con gran influencia en el mundo no me negué a acompañarlo. Mi corazón dio tal brinco al oír el nombre del emblemático lugar que pensé que se saldría por mi garganta de la emoción. Creo que hubiera podido comenzar a saltar por todo el hotel como un canguro feliz ante la perspectiva de venir aquí de noche para contemplar las estrellas.

La realidad es mucho mejor a las películas que había visto donde este mismo lugar era el protagonista.

Si pudiera elegir un momento y lugar para estar sin duda elegiría estar en este observador, podría quedarme admirando las estrellas desde aquí toda mi vida y no podría estar más feliz. Hay cierta sensación de tranquilidad y calma que me transmite el solo estar observando el interminable cielo en silencio. Es como si de esa forma todos los problemas quedaran opacados y las preocupaciones pasaran a estar en segundo plano.

Salgo de mis fantasiosos pensamientos en cuanto siento algo cálido y pesado posarse sobre mis hombros.

Observo con ojo analítico la pieza que me cubre los hombros y luego dirijo una mirada pasmada hacia un lado que es donde se encuentra Dominik con las manos sobre mis hombros, siento arder la zona donde me está tocando y cuando se percata de mi atenta mirada me suelta de golpe y se aleja un poco metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón viendo a la nada.

Tiro a ciegas © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora