Capítulo 11: Puppet.

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"La felicidad se encuentra en los detalles más simples".

- Vagabundo.

Después de la intensa discusión con William, me sentí como si me hubieran arrebatado el alma. Las palabras hirientes de William resonaron en mi mente una y otra vez, haciéndome sentir culpable y devastado. Nunca pensé que nuestra amistad y colaboración pudieran desmoronarse de esa manera.

Mientras caminaba por las calles, perdido en mis pensamientos, me embargaba una profunda tristeza. Había perdido a mi amigo y socio, y me dolía pensar en cómo nuestras vidas se habían separado de esa manera. Aunque mi oferta a Fazbear Entertainment había sido genuina, también debía admitir que el éxito de William me había causado celos y envidia.

El remordimiento me pesaba en el corazón mientras repasaba los eventos que llevaron a esta ruptura. Si tan solo hubiera sido más honesto con William desde el principio, tal vez las cosas podrían haber sido diferentes. Pero la ambición y el deseo de sobresalir me habían cegado, y ahora me encontraba pagando las consecuencias de mis acciones.

Con el paso de los días, mi tristeza se convirtió en una profunda sensación de soledad. La ausencia de William dejó un vacío en mi vida, y me di cuenta de cuánto lo había necesitado como amigo y compañero.

Intenté concentrarme en mi trabajo y en mis proyectos, pero era difícil mantener la concentración con el peso del remordimiento y la tristeza sobre mis hombros. Me culpaba a mí mismo por la ruptura con William y por haber permitido que los celos y la envidia nublaran mi juicio.

Caminaba melancólicamente por las solitarias calles de la ciudad cuando, de repente, un hombre de apariencia humilde pero extraordinariamente carismático se acercó a mí. Tenía una sonrisa radiante y una mirada llena de vivacidad que parecía iluminar su rostro.

—¡Oh, buen señor! —exclamó con entusiasmo—. ¡Qué día maravilloso para encontrarnos! ¿Podría darme algo de limosna?

—Lo siento, pero estoy ocupado en este momento —respondí.

—¡Oh, venga, hombre! ¿Ni un duro? —preguntó, preocupado, el vagabundo.

Lo ignoré y seguí caminando, pero no desistió.

—¡Oh, este país! Si tan solo la gente pudiera apreciar las oportunidades que nos brinda la vida a través de simples conversaciones. Si me permites, querido amigo, puedo ofrecerte algo más valioso que el dinero. ¿Qué tal si nos damos el lujo de disfrutar de una charla repleta de sabiduría y risas?

Al principio, mis pensamientos se vieron envueltos en la desconfianza, preguntándome qué intenciones podría tener aquel hombre tan extravagante. Sin embargo, su aura de positividad y su contagioso carisma me intrigaron lo suficiente como para aceptar su invitación; además, no tenía nada más que hacer.

—Está bien, vamos a hablar un rato —dije, curioso por descubrir qué tenía este personaje tan peculiar.

El vagabundo saltó de alegría, como si hubiera ganado un premio inesperado.

Nos adentramos en el parque cercano, donde encontramos un banco vacío bajo la sombra de un árbol centenario. El vagabundo se sentó con gracia y extendió los brazos como si estuviera en un escenario.

—Dime, buen señor, ¿cuál es tu nombre? —preguntó, mirándome con una mezcla de expectación y picardía.

—Me llamo Henry —respondí, observando sus gestos teatrales con una mezcla de incredulidad y curiosidad.

El vagabundo estalló en una risa estruendosa, como si hubiera escuchado el chiste más gracioso del mundo.

—¡Henry! ¡Qué nombre tan noble! Es un placer conocerte, mi estimado Henry. Ahora, cuéntame, ¿qué te trae por aquí en este hermoso día?

Five Nights At Freddy's: La Historia Completa.Where stories live. Discover now