PRUEBA DE VALOR, PRUEBA DE AMOR

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―¿Tus ojos ya están mejor, guardiana~ médico~? ―Preguntó el niño viendo a su hermana acariciando sus ojos a través del vendaje, un brillo rojo tenue alumbraba entre mano y venda.

―Conservaré mis poderes sanadores, pero de aquí en adelante, soy la nueva guardiana. ―Le recordó la joven que detuvo el brillo en sus manos y comenzó a quitarse el vendaje mientras se incorporaba de su asiento.

―Hija mía, de verdad que estoy orgulloso por tu fortaleza y resistencia, pero todavía me preocupo por ti; nunca antes has estado en el campo de batalla.

―Otoosan, estaré bien, desde siempre he aprendido a luchar para cuidarme sola. ―Dijo la joven con un nuevo par de tatuajes, uno en cada ojo; el suave trazo en la parte exterior de sus párpados superiores, ahora era acompañado por un segundo trazo suave por el par inferior; hasta daban la ilusión del maquillaje de los antiguos faraones, pero no, se trataba de la primera vez que alguien adquiría los tatuajes de dos rangos. ―Y si salgo herida me puedo sanar, de todos modos el escudo me protegerá a mí y a cualquier hermano mientras lo curo. ―En voz alta prometió: ―No le volveré a fallar a mi madre, no le fallaré a nadie más. ―Tomó un espejo para admirar el nuevo significado de su mirada.

―Neenee, eso no fue tu culpa.

―Pero tampoco hice nada para evitarlo, no hemos tenido guardianes en mucho tiempo, tenía que hacer más, aparte de esperar a los heridos, y ahora estoy lista.

―Me temo que eso tiene que esperar. Podrás sanarte con facilidad, pero eso te cansa como a cualquiera; ahora más que a cualquiera. ―Le advirtió una nueva voz que ingresaba en la carpa.

―Ninja. ―Saludó la familia con una respetuosa reverencia.

―Mé~ Guardiana, no solo has adquirido un nuevo rango y título dentro del clan, sino que has despertado una chispa en tus compañeros, todos quieren ser tan capaces como tú y estar preparados; pero por eso mismo, como antigua médico, tienes que dar un ejemplo de saber cuándo descansar, de todos modos ya es muy tarde para salir en busca del hechicero.

―Entendido, ninja. Lo único que quiero con todo esto es que se me siga tratando como alguien de un solo rango, no importa lo que digan mis tatuajes.

―Eso será difícil, tú y el maestro son el futuro de este clan, por eso no podemos perderlos, por mucho que ahora sea tu deber protegernos, no olvides que también importas.

―... ―Ella no despegó la vista del suelo pensando en qué tan ciertas podían ser las últimas palabras de su maestro.

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La noche era tan hermosa y tranquila, el padre de familia dormía en un futón al lado del que compartían sus hijos, durmiendo como la danza de los peces koi, tomando sus manos como lo hicieron la noche en que el joven maestro nació.

Pero, sin intervención del hechicero, esta noche sería de todo menos tranquila.

Los arbustos del bosque alrededor se estremecían, alertando a los centinelas nocturnos, pero nada daba señal de que fuese el hechicero, algunos decidieron mirar al interior del bosque, no fueron atacados por nada, pero dieron chance a una sombra siniestra de escurrirse al campamento que custodiaban, generando una oleada de pánico.

―¡¡¡AAAHHHHHHHH~!!! ¡¡AYÚDENME!! ―Gritó una niña que era arrastrada por los pies retirándola de los dormidos guerreros shinobi.

―¡¡¡CHIEKO!!! ―Gritó el hombre desesperado por recuperar a su hija.

El Trío TotalWhere stories live. Discover now