Escuchaba música erótica porque es muy buena mientras que leía cada letra que pasaba por mi mirada me imaginaba todo con él, como si estuviese conmigo a mi lado dándome unos cuantos besos en el cuello porque es lo que siempre hace cuando quiere que le preste atención.
Lo extrañaba, hace tiempo que no le veo ya que está liado con asuntos familiares pero se podría decir que lo extraño demasiado. Extraño todo de él al igual que el sexo, es el único hombre en mi vida que me ha hecho sentirme segura conmigo misma y se que lo hace mejor que nadie, no tengo pruebas pero tampoco dudas.
La lectura cambió mi estado de lujuria y me era inevitable no comenzar a calentarme pero no como si tuviera fiebre si no como un tipo de deseo. Dejé el libro en la mesita de noche y comencé a acariciar mi coño por encima de la ropa interior que llevaba puesta.
Suspiraba mientras que a lo bajo nombraba su nombre, me imaginaba que él era el que me tocaba y se sentía cada vez mejor. Quité rápidamente mis pantalones cortos y mi ropa interior para comenzar a hundir mis dedos en mi coño mojado.
Me retorcía mientras que seguía pensando en él, metí un dedo y comencé a moverlo, le pedí más como si él estuviera aquí. Sentía como un cosquilleo aparecía en mi estómago, agregue otro dedo y comencé a moverlos más rápido.
Jugué un poco con mi clítoris pero mi mano se fue hacía mis tetas, los apretaba y seguía imaginándome al chico que me vuelve loca mientras que gemía y aumentaba la velocidad. Estaba por terminar cuando la puerta de mi habitación se abrió. Mierda no me acordaba que hoy había quedado justo con él.
María: - Me asusto giró la cabeza y le veo -. Lle-llegaste. - Dije nerviosa y él cerró la puerta para comenzar a quitarse la camiseta -
David: Quería sorprenderte pero me ganaste. - Sonreí y se lanzó hacía mí, mientras que me besaba le quitaba el pantalón -
María: Te extrañe. - Jade mientras que lo besaba -
David: Joder, también te extrañaba. - Murmuro agitado mientras que besaba mi cuerpo -
Acomodo mis piernas y pronto comenzó a penetrarme, embestida tras embestida sin parar. Mis gemidos se volvieron gritos y David igual gemía y soltaba leves gruñidos. Lo extrañaba demasiado, esto era espectacular que en cualquier momento sentía como mi orgasmo se aproximaba.
David: Gime mi nombre, dilo como hace un momento. - Tomó mis caderas y aumentó las embestidas - Grítalo, que todo el mundo te escuche, aquí estoy para ti amor, para follarte las veces que quieras a la hora que quieras. - Me susurro en el oído -Te daré el mejor placer por que te lo mereces, te deseo tanto y te quiero demasiado. - Grité su nombre y arañe su espalda por todo el placer que estaba sintiendo - Eres mía, eres mía, eres mía. - Repitió una y otra vez - Hazme saberlo, hazme saber que eres mía.
Sentí como mi piel se erizo a la vez que se tenso pero luego me sentía en el mismo paraíso, visualizaba fuegos artificiales y estrellas pero la imagen estaba nublada. Me sentía más satisfecha porque por fin había llegado a mi orgasmo.
Nos quedamos un rato mirándonos hasta que me abrazó y yo a él, nos besamos intensamente haciendo que nuestras lenguas juegan entre ellas nos alejamos cuando sentimos que nos faltaba la respiración justo cuando nos separamos apareció un hilo de saliva ,e dio un pico y se tumbó al lado mía.
David: Gracias. - Lo miré confundida -
María: ¿Por qué? - Dije -
David: Me acabas de dar la mejor bienvenida de mi vida. - Reí y volví a besarlo -
