7▬Reunion et veteris confessionis

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La muchacha, que acababa de ser liberada de su internación en el más famoso hospital del mundo mágico, entraba con emoción por la puerta principal del castillo donde estaba ubicada su escuela, Hogwarts, acompañada por la jefa de su casa.

-Su casa estará emocionada de verla otra vez, señorita Kuznetsova. -habló con cariño la profesora McGonagall a la menor, que entre sus manos portaba únicamente un libro.

-Eso espero, profesora. -le sonrió con ansias a la anciana. Ella la miró con ternura, pensando en lo dulce que era la adolescente. Ambas giraron la mirada al frente, pues comenzaron a subir escaleras.

-Sobre todo el señor Longbottom -comentó la animaga sin desviar su mirada de enfrente. Kuznetsova, por el contrario, la miró con confusión, pero con ojos destelleantes -. Ha estado muy ansioso sin su presencia. Va de aqui para allá, repitiendo un discurso, como si quisiera grabárselo en su memoria. No sé qué ocurrió la noche del baile de navidad, pero definitivamente él quiere hablar sobre eso. -se explicó al notar la confusión de la muchacha.

-Gracias... gracias por comentarme, profesora McGonagall. -aún sin comprender del todo qué pasaba por la mente de Neville, volvió su vista al frente, pudiendo observar a las primeras personas que merodeaban por los pasillos.

-Bueno...supongo que puede continuar el camino por su cuenta, señorita -frenó en seco la mayor, y se giró para observar a ___, que copió la acción -. Le avisaré al director Dumbledore de su presencia en la institución -sonrió, transmitiendo dulzura -. Nos vemos. -se dió media vuelta, y comenzó a caminar, sin dejar que la chica dijera una sola palabra.

La joven retomó su camino, en dirección a su sala común. Se encontró con muchas personas que cuchicheaban sobre la tercera prueba: se había perdido la segunda durante su estadía en aquel hospital, pero no le importaba demasiado, a decir verdad.

Caminaba distraída, observando el cielo; estaba gris, sin nada a resaltar. Las temperaturas eran neutrales, y era un día común, e incluso un poco lúgubre para la mayoría de las personas que lo presenciaban. Pero la muchacha no pensaba eso. Para ella, aquel día no podía ser más bello, iba mejorando con cada minuto que pasaba, ¡Ya estaba otra vez en Hogwarts!

A pesar de no haber recibido carta alguna de su amigo Neville Longbottom, a quien se había declarado accidentalmente, tenía esperanza de hablar con él para arreglar las cosas, y lo haría cuanto antes, pues necesitaba aclarar la situación: no quería perder a su amigo.

-¿___? -tocaron su hombro, y ella se volteó risueña, despertando de su ensoñación con el bello clima del día. Pudo ver a Hermione muy feliz, con Ron y Harry detrás.

-¡Chicos! -exclamó, abrazando a los tres con fuerzas, pues los había extrañado mucho.

-Hola, ___. -saludó el de gafas, seguido de Ronald.

-¿Cómo están? -la rusa separó el abrazo -Ha pasado mucho desde que me fui, ¿Qué ha sucedido en este tiempo? -comenzaron a caminar por los pasillos del castillo.

-Han pasado demasiadas cosas. -el trío de oro le contó a la muchacha todo lo sucedido, actualizándola sobre los sucesos ocurridos en su ausencia, y sobre la segunda prueba del torneo que se desarrollaba en Hogwarts.

Pasaron el resto de la tarde juntos, aprovechando que era sábado, hasta que se hizo la hora de cenar, entonces caminaron con tranquilidad hacia el Gran Comedor, entre charlas novedosas sobre la escuela, y comentarios al azar sobre el hospital. Entraron al enorme salón, y tomaron asiento en su mesa correspondiente. La chica no había percibido ni siquiera una señal de Longbottom, y, aunque eso la inquietaba un poco, se propuso buscarlo después de la cena.

Comieron mientras charlaban con alegría, y ___ saludó a algunos de sus otros amigos, pues no los había visto en un largo tiempo, y realmente los extrañó durante su larga estadía fuera del castillo.

Libris Et Fungos | ¡! | Neville LongbottomWhere stories live. Discover now