Tradúceme, corazón - Guapoduo

Heartbroken...

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Faltaban sólo cuatro días para el día de San Valentín y Roier estaba muy emocionado, sería la primera vez que pasaría un San Valentín con pareja, y es que sin importar cuantas pequeñas discusiones tuvieran, sabía que el amor estaba vigente en su relación. Había visto varios videos para poder hacer regalos DIY para su novio, no quería simplemente comprarle algo como todos hacían, quería hacerle algo que demostrara que lo hizo mientras pensaba en él.

Sabía que Jaiden no estaba muy convencida con que esté con Spreen, diciendo cosas como que no tenía responsabilidad afectiva o que estaba mal que le negara los besos en público, pero es normal, simplemente Spreen es un poco vergonzoso en público.

– ¿Sigues con la caja? – Dio un salto al oír la voz de su mejor amiga y se giró hacía ella, estaba recostada en el marco de la puerta con los brazos cruzados, sabía lo que significaba la mirada que le estaba dando, pero la ignoró.

– Síp, no pararé hasta que quede perfecta, es lo que mi osit- Spreen, se merece. – Se corrigio a si mismo ya que sabía que a su novio no le gustaba el apodo de osito porque era demasiado cursi, por lo que cuando le pidió que dejara de decirle así, si bien le dolió un poco en el corazón, lo aceptó sin dudarlo.

***
– ¡Vamos, osito! Tenemos que subirnos a la rueda de la fortuna para poder ver el atardecer. – Roier tenía enganchado su brazo con el del pelinegro, empujándolo un poquito para que por fin aceptara subirse al juego, le había estado rogando por al menos unos cinco minutos y temía que se perdieran el atardecer, quería tener un momento romántico con su querido novio, quien sólo fruncía el ceño mientras que no se movía ni un poco.

– Che, amigo, ya te dije que no quiero subirme al juego ese, y porfa dejá de decirme así en público que me da cosa, me podés decir de cualquier otra manera, pero no así. – Spreen tiró de su brazo para que así el castaño por fin lo soltara. Roier quedó en silencio unos segundos, para luego soltar una risita un poco incómoda mientras que juntaba sus dos manos.

– Vale, lo siento... Ehm, entonces, ¿a cuál quieres subirte tú? – Preguntó intentando disimular la repentina tristeza y dolor en el pecho que sintió el castaño por la fría actitud del contrario.

– Vamos a ese, al kamikaze parece que se llamaba, ¿te parece? – Spreen le tomó de la mano para dirigirse al juego, sin esperar a lo que respondiera el castaño, sabía que igualmente iba a aceptar.
Roier se olvidó de la tristeza que sintió cuando el pelinegro le tomó de la mano, siguiéndolo fielmente para hacer fila al juego que quería subirse, dándole un poco de miedo, pero sintiéndose seguro al estar con su novio.

Mientras estaban en la fila se giró hacía la rueda de la fortuna y vio como su amigo Mariana se subía junto con su novio Foolish, por lo que giró su vista hacía el horizonte, viendo que se habían subido en el momento indicado para ver el atardecer, a lo que soltó un suspiro, sintiendo un poco de envidia por su amigo en esos momentos, pero decidió ignorarlo y enfocarse en su novio, quien se veía emocionado de subirse al juego.
***

Roier suspiró ante el recuerdo, pero siguió con lo suyo, soltando un quejido al sentir cómo la silicona caliente le quemaba el dedo, otra vez. Ya tenía el dedo con unos cuantos parches para heridas por las quemaduras con la silicona y algunos por los cortes con el papel, pero no le importaba, todo valdría la pena por su querido novio.

Jaiden suspiró al verlo así, sentía que Spreen no se merecía a su amigo, pero no podía hacer nada si el castaño estaba tan enamorado, simplemente esperaba que no terminara lastimado.

Jaiden iba a decir algo, pero el sonido del timbre la interrumpió, por lo que aviso que ella atendería y fue a abrir la puerta. "Talking of the devil" pensó. Era Spreen, por lo que lo dejó pasar y le dijo que Roier se encontraba en su habitación, a lo que el pelinegro agradeció.