cap 1

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La habitación se encontraba a oscuras, y la ventana de aquella abierta, dando paso a una fría brisa haciendo que la chica temblara al sentirla.

Marión, terminaba de preparar su mesa de trabajo, en la cual tenía; micrófono, audífonos, laptops y demás, en donde trasmitía su podcast serial killers.

Con una sonrisa en el rostro, se movía de aquí para allá en su estudio, asegurándose de que todo estuviera listo para empezar, algo que le emocionaba y le ponía los pelos de punta como el primer día.

Y ni olvidar a los fieles oyentes que esperaban con ansias ese domingo por la noche para poder escuchar las historias y teorías que Marión narraba.

Era algo que por muy simple se viera, los ponía eufóricos.

Bajó aquellas largas escaleras de la casa al escuchar el timbre resonar en sus oídos.

—¿Quienes serán los afortunados de estar en la sala de estudio de nuestra locutora perversa mientras transmite en vivo?— preguntó rápidamente con diversión la morena que yacía en la entrada de la puerta.

—¿No crees que es esa una intro muy larga?— se refirió el chico a su lado.

—¡Sí!

Zayn y Tabata.

Los dos -locos- mejores y únicos amigos de Marión. A pesar de sus ocurrencias se preguntaba ¿que haría sin ellos?

Ambos chicos entraron a la casa formando un gusanito, cantando y alzando las manos en el aire -las cuáles sostenían bolsas con chucherías- celebrando por lo alto lo que tanto habían esperado: una transmisión en vivo de serial killers.

Sí, era la primera vez que Marión lo haría desde que inició con su podcast, lo cual le ponía un poco nerviosa tener que hablar sin tener la oportunidad de editar si decía algo mal.

—¿Podrían dejar el alboroto?— rió Marión avergonzada—. Parecen críos.

Aquel trío subió las escaleras, entrando a la fortaleza de Marión.

Era una oficina "cualquiera" -esto dicho por la chica-, pero personalizada a la vez.

En los bordes de las paredes habían luces led de color azul, aunque podía cambiar a varios colores, a ella le gustaba más su color favorito. Un escritorio de vidrio lo suficientemente grande para sus dos computadoras, audífonos, micrófonos y demás. Una silla gamer que, a simple vista  era cómoda. Detrás de ésto una pared completa de cristal que daba increíbles vistas al atardecer y a las estrellas. Alfombra de pelusas en medio de la habitación, dos puff de color negro, un mini sofá color blanco, y ni olvidar la increíble pantalla plana empotrada a la pared.

Muy minimalista, la verdad.

Y todo eso para la chica, era simple y normal.

—Juro que si tuviera una oficina propia como ésta, jamás saldría de ella.— comentó Zayn sin dejar de mirar a todos lados ilusionado.

No era que los chicos no tuvieran sus lujos, pero los de Marión eran extravagantes, tanto que vivía en el mejor vecindario privado de la ciudad, tenía su propio auto deportivo último modelo, que a penas usaba, y muchas cosas más.

Pero el precio de todo, era la ausencia de su madre. Inevitablemente así era.

En cuánto a su vida social, pues no había mucho que decir. Aquella chica vivía día y noche restringida, sin poder salir a fiestas e incluso, tenía prohibido visitar la casa de Tabata o Zayn, a menos que fuera acompañada. Sí, su madre era tan  paranoica que no permitía que su hija disfrutara de sus diecinueve años.

Él Te Escucha Where stories live. Discover now