cap 4

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Liam Whitfield.

Desde su butaca, Liam fumaba un cigarrillo, y a la vez veía como el humo de aquel pedazo de nicotina desaparecía en el aire, volviéndose nada. Justo como ciertas personas de su pasado que ahora no eran más que cenizas.

Su mirada clavada en la casa vecina que observaba a través de la ventana, veía como aquella chica de ojos marrones salía apresurada para ir a la universidad.

Marión...

Dios, se preguntaba a cada nada que había hecho para merecer semejante persona como ella lo era. A pesar de no conocerla del todo, estaba cien por ciento seguro que era más de lo que nunca había imaginado.

Perfecta.

Sin camisa, descalzo, y con solo unos pantaloncillos, observaba detalladamente la fotografía de Marión que sostenía en su mano izquierda, diciéndose a sí mismo que era mucho más bella que en persona, lo confirmaba sin ninguna duda.

Cualquiera podía llegar a pensar que era obsesivo la forma en la que Liam anhelaba a Marión. Que era casi enfermizo pensar que con solo su voz y una fotografía, se había enamorado de cierta chica, que ahora estaba más cerca de lo que antes estuvo.

A veces pensaba que estaba loco por haber cruzado el país para solo tener de cerca a una mujer, pero al verla, se daba cuenta de que haría eso, y mucho más.

Además, él ya estaba loco.

Marión para él era...algo que simplemente no encontrabas en ningún sitio. Y se sentía privilegiado al tener a alguien como ella, era...malditamente hermosa, era esa maldición que estaba dispuesto a tener.

Era una locura pensar como Liam, pero nadie lo entendería jamás. Por eso nadie nunca sabía lo que pasaba por su cabeza. Cosas que sin dudar, haría que la gente se volviera maníaca.

Se preguntaba cómo haría para que aquella chica de ojos marrones se enamorara de él, así como él estaba de ella.

Desde los ojos de otras personas, Liam podía llegar a ser "anormal" con eso del enamoramiento, pero nadie lo entendería, porque su formar de amar a las personas era peculiar, única, excéntrica.

Nadie lo entendía. Solo él.

Con tan solo escuchar por primera vez la dulce voz de Marión, narrando sus pensamientos y teorías con respecto a los asesinos, le gustaba aún más. Y lo que le llenaba del todo, era saber que su chica estaba en lo correcto.

Casi todas sus teorías eran ciertas.

Casi.

Porque eso de tener problemas mentales era una mentira, solo se hacía lo que se hacía por satisfacción, no por un problema mental, pensó Liam.

El chico miró a su alrededor detallando cada rincón de la casa, sintiendo aún la presencia de aquellas personas que anteriormente fueron dueños de esa casa, y que tuvo la dicha de conocer, y no precisamente al comprar lo que ahora llamaba su  hogar.

Se levantó de golpe de la butaca, pensando en ir a la tienda y comprar ciertas cosas que necesitaba para hacer cambios y remodelaciones que sabía, iba a necesitar en un futuro no tan lejano.

Corrió a su habitación colocándose una franela negra y encima una sudadera del mismo color, jeans rotos y tenis deportivos blancos.

«Super casual»—pensó.

Se miró en el espejo, peinando su cabello con las manos dejándolo de una manera bastante despreocupado. Ya listo tomó su billetera, el móvil y las llaves. Saliendo por fin de su casa con un solo objetivo.

Él Te Escucha Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz