D I E C I O C H O.

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These boots are made for walkin'
And that's just what they'll do.
One of these days these boots are gonna walk all over you.

(These boots are made for walkin —Nancy Sinatra)

Agnes murmuraba algo por lo bajo y no me hizo falta acercarme a escucharlo para saber que era un hechizo de tortura. Uno de los hombres cayó al instante, gritando de dolor, mientras se podían ver sus piernas y brazos doblándose en posturas antinaturales.

Volví a centrar mi atención en el chico que aún apretaba mi brazo. Se lo retorcí de un solo movimiento e, ignorando sus alaridos de dolor, salí del coche para terminar lo que acababa de empezar.

Me paré en seco al agarrarlo del brazo, haciéndole daño.

Quizás vivo nos serviría de ayuda y podríamos sacarle algo de información.

Indiqué con un gesto de mi cabeza a los demás que se bajaran del coche.

—¿Para quién trabajas? ¿Quién te manda?

—Lo sabes perfectamente —respondió, de forma escueta.

Harrison III.

—¿Lo sabe? ¿Sabe a dónde me dirijo?

El chico sonrió enseñando todos sus dientes en una extraña sonrisa malévola.

—Por supuesto que lo sabe. Él lo sabe todo.

—¿Y no quiere que haga este viaje? —cuestioné, confusa.

Si eliminaba el lazo él lo iba a tener mucho más fácil para matarme, nada se lo impediría. ¿Por qué se negaría a algo así sabiendo que lleva toda mi vida intentando matarme?

—Claro que no. ¿Por qué iba a renunciar a tenerte a su merced, bajo su poder?

—Suficiente —Connor se adelantó y lo mató de un solo movimiento con sus manos, partiéndole el cuello.

Yo asentí con la cabeza en un silencioso agradecimiento y volví a subirme al coche.

—Vamos, debemos continuar. Y más ahora que sabemos que él lo sabe y no le gusta la idea.

Todos parecieron estar de acuerdo y se metieron de nuevo en el coche. Esperé a que estuvieran todos listos para arrancar y seguir rumbo a las montañas del norte.

Estaba completamente segura de que este no iba a ser el único encontronazo que íbamos a tener con los secuaces de Harrison III. Me daba la sensación de que íbamos a tener que pelear más, que iban a venir más a atacarnos.

—¿Estás bien? —Me preguntó Connor.

Estaba sentado justo en el asiento trasero que quedaba detrás del asiento del conductor, por eso cuando noté su mano acariciar los pelos de mi nuca no tuve duda ninguna de que era él.

Asentí con la cabeza en respuesta.

No supe decir si el hecho de que me acariciara la nuca con sus dedos me ponía más nerviosa o me relajaba. Quizás lo calificaría como una mezcla entre ambas cosas. Su tacto me ponía nerviosa, muy nerviosa.

—Llegaremos pronto a las montañas, no te preocupes. Todo va según lo planeado, en apenas dos días estaremos ahí.

Me relajé al escuchar sus palabras y mantuve la atención fija en la carretera, escuchando las indicaciones que Vicky me daba con el mapa para saber por donde debía girar.

—Dess, ¿qué pasará si Harrison te atrapa? —preguntó Frank desde los asientos traseros.

Agnes le dedicó una mala mirada por su tan impertinente pregunta.

Call me Desstiny.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora