V E I N T I D Ó S.

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(Will and Elizabeth—Klaus Baldet (Soundtrack Piratas del Caribe))


—¡Me duelen los pieeees!

Esa era la undécima vez que Garret se quejaba. Le ignoré por completo, a diferencia de Connor que no pudo aguantar más sin decirle algo.

—Pues transfórmate en perro y así dejarán de dolerte los pies.

Garret alzó la cabeza, mirándole con indignación.

—¿A quién llamas perro, pájaro?

—¿En serio? —pregunté, rodando los ojos—. Sois peores que mis hermanos pequeños. Tienen doce años y tienen más luces que vosotros dos.

Garret se cruzó de brazos, mirándome.

—Tú tampoco te salvas. Literalmente una de tus naturalezas tiene una película sobre un tío que brilla a la luz del sol.

Ahí, la que me ofendí fui yo.

—Espero, por tu bien, que no estés hablando de Crepúsculo. Esa película es maravillosa. Le tengo más aprecio a Edward Cullen del que te tengo a tí.

Mi primo se llevó una mano al pecho de forma dramática, abriendo la boca con indignación.

—Bueno, vale ya. Haya paz, que todavía nos queda un largo camino por delante —resolvió Agnes.

—¡Y tú...! —empezó a decir Garret, pero se detuvo al ver la mirada que le lanzó Agnes—...tú eres muy maja, mejor nos callamos ya.

Sonrió con falsa inocencia y no volvió a agregar nada a la conversación.

Saqué de nuevo el mapa para asegurarme de que estábamos yendo por el camino correcto. Y, como no, Garret tuvo que comentar algo.

—¿Un mapa? ¿Sabes que eso está súper anticuado, no? Hay algo llamado google maps.

—Claro que sí, Garret, intenta buscar el mar de los gritos en el google maps a ver que te sale —ironicé, sacudiendo la cabeza.

—¿Tenemos que cruzar el mar de los gritos? Cómo odio ese lugar. Además, para llegar al otro lado serán días de viaje.

Asentí con la cabeza.

—Lo sé, a mí tampoco me hace gracia, pero es la ruta más corta para llegar al reino de las hechiceras.

El mar de los gritos.

Un mar oscuro y de apariencia infinita que todo el mundo procura evitar. Su nombre se debe a que está lleno de sirenas; sirenas que han hundido y devorado a tantos hombres que el mar ha terminado lleno de maldiciones y de gritos ahogados, hundidos junto a los propietarios de esos gritos.

—Una vez intenté follarme a una sirena...No lo conseguí, se ve que solo pueden hacerlo entre ellos. Es un rollo mental raro de esos.

Miré con una mueca de disgusto a mi primo al escuchar sus palabras y negué con mi cabeza inspeccionando el mapa mientras caminaba.

Estaríamos semana y media navegando a la deriva.

Esperaba que consiguiéramos llegar a nuestro destino sin más inconvenientes.

(...)

—Bueno, ve sacando un barquito de tu bolso ese.

Agnés rodó los ojos ante las palabras de Frank.

—¿Crees que esto es el bolso mágico de Mary Poppins o qué? No tengo un barco aquí dentro. Pero se alquilan un par de barcos en la orilla a los viajeros.

Call me Desstiny.Where stories live. Discover now