O N C E.

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Blood, sweat, I'll break my bones
Till all my scars bleed golden
My name's forever known
Woah-oh, woah-oh

(Legend—The Score)

Por fin era domingo.

Y, si todo salía conforme al plan, yo iba a irme a pasármelo bien esa noche con Vicky y su novia.

La mañana se me había pasado lentísima. Pero por fin había llegado la hora de arreglarse.

—Vale, ya está todo listo. Le he pedido a un amigo que se acueste en tu cama y que si aparece alguien se tome una poción que le han preparado para copiar tu físico y tu tono de voz. Lo malo es que esa poción solo durará unas cinco horas. Si alguien aparece después, él ya no será tú. Se la tomará en cuanto nos vayamos, esperemos que haya suerte.

Asentí con mi cabeza ante la explicación de Vicky.

Dentro del mundo de la magia, podían hacerse pociones, simples encantamientos con un movimiento de mano o hechizos simplemente con un par de susurros.

Las pociones solían usarse más para cosas físicas como transformaciones, curaciones, etc; los encantamientos con la mano eran para el alma de una persona, y, por último, los hechizos que se realizaban en susurros solían ser para torturar y maldecir. Estos últimos se hacían en un idioma que solo las hechiceras más poderosas conocían, así que no eran muy comunes.

—Perfecto, vamos a arreglarnos.

Vicky dio unos aplausitos con emoción y desplegó sobre la cama un par de vestidos.

El suyo era rojo, que con su pelo combinaban como si fuera puro fuego. En cambio, el mío era negro y estaba lleno de purpurina, y brillaba como las mismísimas estrellas en una noche de luna llena.

—Increíbles —admití.

—Lo sé, los he hecho yo —dijo, sorprendiéndome.

—¿Sabes hacer vestidos?

—Sé hacer muchas cosas, mi abuela era humana y costurera. Me enseñó alguna cosa, yo descubrí que me encantaba y estuve estudiando en un instituto de moda hasta que...Bueno, hasta que tuve que venir aquí.

—¿Cómo descubriste...?

—¿...qué no era humana? —finalizó por mí.—Congelé a alguien muy importante para mí en un ataque de ira y casi no sobrevive para contarlo. Tuvo que venir una hechicera poderosa para ayudarle porque tampoco podíamos enviarlo a un hospital sin que nos hicieran preguntas. Fue horrible. Así que tomé la decisión de venir aquí por voluntad propia. Una semana después de llegar, conocí a Agnes. Ella ha sido el mayor apoyo que he tenido desde entonces.

Mientras me contaba su historia, se puso el vestido y deshizo la trenza que llevaba. Su pelo rojo y ligeramente rizado cayó como una cascada sobre su espalda. Después se puso unos tacones rojos a juego.

Sin duda, Vicky destacó muchísimo aquella noche.

—¿Y tú? ¿Cuál es tu historia?

Me puse el vestido mientras sopesaba qué respuesta darle que no fuera la verdad. Me eché un vistazo en el espejo, ocultando una sonrisa al ver que realmente estaba muy guapa y el vestido favorecía bastante mis curvas.

—La verdad es que prefiero no hablar del tema, es mejor que no lo sepas.

—Tranquila, ya me lo contarás cuando estés preparada para hablarlo.

Sonreí, agradecida por su inmediata comprensión y porque no hiciera más preguntas.

Me abroché bien las botas de tacón y cogí mi bolso negro, a juego con el vestido, en el cual metí mi móvil, un poco de maquillaje por si se me estropeaba, dinero y, solo por si acaso, un pequeño cuchillo.

Call me Desstiny.Where stories live. Discover now