Ahora eres toda mía, señorita Luthor

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Resumen:
Lena pertenece a Kara.

o

Travesuras obscenas en la trastienda de un evento de L Corp.

***

Lena estaba de pie en el centro del gran salón de baile, con las manos sujetando suavemente una copa de champán de cristal. Sus ojos recorrieron la sala, observando a los asistentes mezclándose y conversando. El ambiente estaba lleno de anticipación y emoción, mientras los invitados esperaban ansiosamente el anuncio de Lena sobre las nuevas empresas de L Corp y sus iniciativas benéficas.

Lena sintió que una oleada de orgullo brotaba de su interior. La participación fue impresionante, los resultados de sus esfuerzos para remodelar la percepción pública de su apellido. Había trabajado incansablemente para demostrar que no estaba definida por los pecados de su linaje, y ahora, rodeada de rostros confiados, se deleitaba sabiendo que se había ganado su respeto por sus propios méritos. Ella había trabajado meticulosamente para crear un legado distinto de la oscura historia de su familia, para mostrar su dedicación y compromiso para mejorar el mundo a través de los recursos de su empresa. La participación en el evento sirvió como validación, afirmando que la gente reconocía su integridad.

Las yemas de sus dedos trazaron distraídamente el delgado pie de la copa de champán mientras su mirada recorría la multitud, buscando a una persona en particular. La única persona que realmente le importaba a Lena.

Y luego, su corazón dio un vuelco cuando vio a Kara Danvers entrar en la habitación. En ese singular momento, el mundo que rodeaba a Lena pareció desvanecerse en un segundo plano, dejando solo a Kara en su campo de visión.

La entrada de Kara fue poco menos que impresionante. Un vestido azul de encaje se adhería a cada una de sus curvas, acentuando su figura de una manera que dejó a Lena hechizada. Cada movimiento que hacía Kara parecía desarrollarse en cámara lenta. Su cabello caía sobre sus hombros en rizos perfectos, enmarcando su rostro como un halo.

Lena deseaba ir hacia Kara, presionar sus labios contra los de Kara. Pero la realidad de su relación secreta la detuvo, recordándole el delicado equilibrio que tenían que mantener. Así que se quedó allí, una observadora silenciosa, cautivada por la fascinante presencia de Kara.

La forma en que los labios de Kara se movían, formando palabras que Lena no podía oír mientras saludaba a la gente, le provocó escalofríos por la espalda.

Entonces, como si sintiera la mirada de Lena sobre ella, los ojos de Kara se posaron en Lena y la respiración de Lena quedó atrapada en su garganta. Los sorprendentes ojos azules de Kara tenían una profundidad que amenazaba con consumir a Lena por completo, y Lena sintió que podía pasarse la vida mirándolos, dispuesta a ahogarse en esos océanos. Al darse cuenta de Lena, una sonrisa deslumbrante se dibujó en el rostro de Kara, lo que provocó que el corazón de Lena casi se detuviera. Por ese fugaz instante, Lena se permitió disfrutar del resplandor de la sonrisa de Kara. Lena permaneció clavada en su lugar, sus ojos fijos en los de Kara, saboreando la electricidad que latía entre ellos.

El corazón de Lena se aceleró cuando vio a Kara acercarse, cada fibra de su ser anhelaba que sus cuerpos estuvieran cerca, que sus manos se entrelazaran. Pero el destino parecía decidido a mantenerlos separados cuando el maestro de ceremonias golpeó su copa de champán y rompió el momento. Llamó a Lena al podio en medio de una ronda de aplausos. Era hora de que ella hablara.

Apartando la mirada de Kara a regañadientes, Lena dirigió su atención al podio, asumiendo su personalidad de CEO. Tenía una responsabilidad que cumplir, un deber de dirigirse a los asistentes y presentar la visión de su empresa.

Mientras se acercaba al podio, las miradas de cientos de asistentes se fijaron en ella. El peso de sus expectativas se asentó sobre sus hombros, recordándole la importancia de este momento. Lena respiró hondo y subió al podio.

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