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No sabía cómo habían llegado a esa situación, pero Xiao se encontraba acariciando los carnosos muslos del más pequeño, mientras este se encontraba sentado sobre la mesa de su escritorio.
Tenían la puerta cerrada y la tentación fue mayor entonces.

Los chasquidos de sus labios resonaban en la habitación pero no lo suficientemente fuerte como para que alguien afuera pudiese escucharles.

Xiao le tomó fuertemente de las caderas, acercándole a su cuerpo aún más hasta que entre ellos no hubiese distancia que los separara.

¿Cómo habían llegado a eso?

Apenas el menor puso un pie dentro del local, su aroma lo delató, por lo que el de cabellos verdosos prácticamente lo había arrastrado hasta su zona de trabajo, encerrandoles a ambos para poder hablar tranquilamente, aunque no terminaron precisame...

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Apenas el menor puso un pie dentro del local, su aroma lo delató, por lo que el de cabellos verdosos prácticamente lo había arrastrado hasta su zona de trabajo, encerrandoles a ambos para poder hablar tranquilamente, aunque no terminaron precisamente hablando después de todo.

—¿Por qué me evitas?

—Yo solo venía a recoger mi gorro —trató de escabullirse Venti, sin éxito alguno.

Fue rápidamente acorralado por el cuerpo ajeno, que le tomaba por la cintura.

Su expresión se tornó a una de fastidio y trató de liberarse.

—¿Tan malo fue? —cuestionó Xiao, dejando al contrario un poco aturdido por la pregunta.

—¿De qué hablas? Suéltame —el de cabellos azabaches trataba de salir rápidamente de aquella situación pero en verdad sus intentos parecían en vano, estaba entrando un poco en pánico de lo que podría pasar.

—Del beso... ¿No te gustó?

A decir verdad, el de mirada ámbar era como un pequeño cachorro triste en aquellos instantes, parecía muy decaído con el solo pensamiento de que a Venti no le había gustado su beso.

—Perdón por no pedirte permiso, eso fue mi error —volvió a decir Xiao, esta vez dedicándole una mirada de arrepentimiento.

—Tal vez... —se detuvo.— Tal vez si vuelves a intentarlo te lo diré.

Las mejillas del más bajito se coloreaban de un rojo intenso, mientras que su mayor le tomaba suavemente por las mismas, siendo tierno en su tacto, mientras se acercaba lo suficiente como para rozar sus cerezos con los ajenos.
Sus miradas se conectaron por unos segundos y ambos se hicieron la misma pregunta en la cabeza, ¿soy correspondido?

—Venti... —rompió el silencio.

—Xiao.

Casi le llamó, casi rogó por su tacto, por sus labios.

—¿Puedo besarte?

Ante la pregunta, asintió con timidez y no hubo más espera.

El beso era lento y adorable, no había necesidad de desesperarse por más cercanía, estaban lo suficientemente unidos como para disfrutar un beso de aquel talle.
Con ambos corazones latiendo al unísono y la suavidad con la que sus labios se deslizaban delicadamente sobre los contrarios, llevando un ritmo bastante tranquilo.

Las manos de Venti se posaron sobre el pecho del más alto y dieron suaves caricias en esa zona, antes de empujarle suavemente para separarse del contacto entre sus labios.

—No huyas, quiero besarte más.

—Me gustó —dijo en un susurro, mientras que trataba de no caer de rodillas debido al nerviosismo.— Este y el primero... No vuelvas a decir que besas mal.


Y como las palabras después de aquello se esfumaron de la situación, ahora se habían alocado un poco, se besaban con hambre del otro, aferrándose entre sí para no dejar hueco entre sus cuerpos

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Y como las palabras después de aquello se esfumaron de la situación, ahora se habían alocado un poco, se besaban con hambre del otro, aferrándose entre sí para no dejar hueco entre sus cuerpos.

Jadeando y suspirando por los roces entre sus calientes almas, los chasquidos de los húmedos besos les volvían cada vez menos lúcidos de lo que estaban haciendo.

Hasta que un gemido les hizo despertar a ambos.

—Yo... No fue lo que crees —el omega casi fallece ahí mismo.

—Quiero escucharlo otra vez —pidió Xiao, mientras dejaba suaves besos sobre el cuello pálido del de cabellos azulados, al mismo tiempo que sus manos se deslizaban por su torso entero.

—¡No! ¡qué vergonzoso!

Venti trató de frenarle, antes de volver a ceder al tacto, dejándose llevar completamente.

Hace rato que sus pies no tocaban el suelo, le había pedido una posición más cómoda al mayor, pues sus rodillas apenas y le respondían estando de pie debido al temblor de su cuerpo ante el tacto ajeno.

Así que ahora se encontraba sentado sobre el escritorio de aquel apuesto tatuador.

Una de sus tantas fantasías hecha realidad, era todo un afortunado.

Después de aquel primer encuentro, se hicieron frecuentes las sesiones de besos y muy de vez en cuando ciertos roces entre ambos que no llegaban a cruzar cierta línea

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Después de aquel primer encuentro, se hicieron frecuentes las sesiones de besos y muy de vez en cuando ciertos roces entre ambos que no llegaban a cruzar cierta línea.
Normalmente era en el lugar de trabajo del alfa, aunque también iban a la casa del otro para pasar el rato.

Compartían más tiempo juntos y se conocían un poco más que antes cada vez.
Pasaban tanto junto al otro, que el más bajito estaba totalmente impregnado con las feromonas de aquel alfa —territorial—.

Aunque Venti estaba feliz, aunque Xiao también lo estaba por la cercanía y conexión que habían creado, aún había algo que les carcomía la consciencia cada día y noche.

¿Qué somos?

tattoo ; xiaovenWhere stories live. Discover now