CAPITULO 24

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ATAQUE

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Denisse

Sus ojos potentes y posesivos se pasean por mi cuerpo extendido en la cama. Sus manos se amoldan a mi cuerpo para poder levantarme, me coloca en medio del colchón, con una almohada en mi cabeza quedo perfecta, medio inclinada para ver como su cuerpo se mueve a medida que mueve el mío para que los dos estemos perfectos.

—Te voy a sacar la ropa, si en cualquier momento duele, solo tienes que decirme.

—Descuida, no duele.

Comienza a deslizar los pantalones por fuera de mis piernas, todo termina en el suelo y me quedo en ropa interior pasados uno tortuosos minutos. Tengo que tomar aire cuando lo veo sacarse la ropa, baja su bóxer y el miembro terso sale disparado como un resorte, ya veo un poco de líquido preseminal deslizándose por su punta.

Se vuelve a encajar con las rodillas en la cama, me saca la ropa interior y mi pierna izquierda que es la herida la pone en una base de almohada para que se quede elevada.

—No quiero que muevas esa jodida pierna, que tenga ganas de follarte no quiere decir que te mandaré a un hospital para que te amputen la pierna por mi culpa.

—Esta vez si voy a seguir tus órdenes.

Me calla con un beso que siento de golpe como calcina cada una de mis neuronas y células. Muerdo sus labios, dejo que domine mi boca con esa lengua experticia que se adentra para poseerme. En el instante que se aleja, se toma en una mano para comenzar a bombear de arriba hacia abajo, todo lo veo mientras me mantengo acostada.

—Tócate, te voy a meter la polla en la boca.

Deslizo mi mano sana por mi abdomen para conseguir llegar a mis pliegues resbaladizos, mi lengua sale disparada hacia mis labios que de pronto los siento secos, los humecto y abro mis pliegues para poder tocarme el clítoris que va adquiriendo tamaño a medida que la calentura me pone a hervir y la sangre viaja al sur de mi cuerpo.

Comienzo a frotar con más insistencia, me mantengo abierta para mí misma en busca de mi propio placer y ritmo. Él eleva mi mentón, mis ojos ya brillan en deseo puro como los suyos que los adorna una oscuridad tentadora. Se desliza todo lo cerca que pueda para poner su pene en mi cara, da una bofetada que me hace gemir, abro los labios y me golpea con su verga en la otra mejilla.

Vuelvo a gemir, pellizco mi clítoris y luego vuelvo a los círculos frustrados porque necesito esto tanto como él. Es bueno que de mi cara solo se mantuviera adolorida mi pómulo y un poco de la zona de la mandíbula. Después del combate, necesitaba algo como esto, Kylian está haciendo que me vuelva una adicta de pies a cabeza.

Deseo tenerlo dentro de mí todo el tiempo que se pueda, deseo tenerlo fundido en mi sexo hasta que los dos terminemos sin vida sobre el cuerpo del otro.

—Abre bien, quiero que te ahogues en ella.

Abro bien la boca para sentir como su cálida piel se desliza por mi cavidad, mi lengua la elevo para que se apriete contra mi paladar, falla mi técnica cuando se deja ir por completo en mi boca hasta que toca la parte trasera de mi garganta.

—Respira por la nariz, sabes como hacerlo y como tomarme —se deja caer hacia delante, con las manos sobre el cabezal de nuestra cama para ponerse a trabajar en mi boca—. Me sorprende que las primeras veces te haya dolido, ahora noto como tu coño llora por mí, como es que suplica para que lo destruya tanto como pueda.

Comienza a balancear las caderas, intento poner mi mano derecha en su muslo y la baja, negándome a que utilice esa mano para mantenerlo un poco alejado de mi boca.

Un paraíso en sangre #1Where stories live. Discover now