Un paraíso en sangre #1

CAPITULO 39

NUESTRO SECRETO

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Denisse

Me subo a la cama dejando que el desayuno lo pongan en medio de nosotros, he terminado de revisar sus heridas y todo luce bien. Cuando detecta el collar en mi cuello veo como sus cejas se fruncen por completo y con dos de sus dedos me indica que vaya hacia él.

—Antes de cualquier ataque de celos tenemos que hablar.

—¿Quién te dio esa mierda? —Ruedo los ojos, mejor detallo lo que hay en la bandeja y la mayoría de cosas son parte de un desayuno turco.

—Hice un pacto con Berat, uno que es bastante importante y que tenemos que mantener como nuestro secreto —tomo la taza con la misma infusión de ayer—. Está más que claro que la mafia se separó, entre ellos tendrán sus guerras de poder mientras nosotros tratamos de buscar venganza mientras nuestros soldados nos ayudan a hacer caer las rutas del fentanilo. Se sabe que la Bratva es quien lo distribuye, nuestra ventaja es que Italia va a expulsar cualquier negocio de la Bratva en Estados Unidos porque es su territorio y no quieren a los rusos por esa zona —explico severa—. La Bratva ya debería de saber que estamos con la mafia turca e italiana, por eso mismo no dudarán en ir a matar al líder de la Cosa Nostra y también matar a Berat.

No lo veo hablar, la verdad es que hemos intercambiado muy pocas palabras porque estos dos días que llevamos en Turquía más que nada se han concentrado en él y su recuperación.

—Berat necesitaba este pacto, me necesitaba a mí —tensa la mandíbula—. Quiere que sea la reina del diamante negro cuando él lo disponga, no tengo que casarme con nadie de los suyos porque sabe que nosotros vamos por algo ya bastante avanzado o eso es lo creo...

—No lo creas porque lo es.

Mi corazón se anima, mantengo la taza en mis manos tratando de explicarle todo lo que me contó Berat y como es que piensa que se moverá la Bratva de ahora en adelante teniendo en cuenta que ya no tiene mucho respaldo.

—Encima necesita asegurarse que tenemos herederos que también estén involucrados en esto, consideran que somos fuertes y capaces, si es que están en nuestra contra irían a la muerte segura porque somos rivales bastante duros de joder.

—Por lo que escucho, aceptaste.

—Lo hice —tomo un respiro—. Me quieren a mí en este lugar para líder mientras hacemos nuestros movimientos perfectos, no quiere decir que desde hoy me quedaré, solo es hasta que Berat lo solicite.

—¿Por qué?

Su tono de voz se que no es el mejor, sin embargo, sé que es lo que necesita saber y es por eso que no rebusco mucho mi respuesta.

—Porque me hizo sentir bien lo que hice estando aquí, cuando atacaron, cuando demandé lo que quería, la forma en la que me trataron y esas cosas —me sincero—. Berat tiene razón en algo, no me respetan por ser Denisse, me respetan por ser tu novia, por ser tu mujer o como lo quieras llamar.

—¿Crees eso?

—No lo creo, sé que es la verdad —me dejo de tonterías y lo miro a los ojos para que entienda que esto no tiene que ver con una de mis tantas inseguridades—. La gente seguirá pensando que solo estoy protegida por ti y que...

—Tienes medios para demostrar que eres capaz, que eres más que cualquier otra persona que sabes que no me necesitas a mí —comienza con la discusión—. Esto lo dirigíamos los dos, los dos, no solo yo.

—¿Cuál es el problema en aceptar? ¿Qué seré la reina? No le veo el problema siendo honesta, si acepté es porque también me sinceré conmigo misma y sé que por más poderosos que seamos, la mafia es casi desconocida para nosotros y nos viene bien tener extras que nos ayuden a tener la victoria de nuestro lado. —Tomo un respiro cuando no me dice nada, sé que se intenta controlar y es nuevo, pero estoy cansándome de discutir y ya ni tengo la valía de ponerme a valorar quien es quien empieza todo—. Seguimos estando en ventaja, nadie me está pidiendo que me case con alguien más, que tenga hijos con algún mafioso de aquí. Me están dejando estar a tu lado.