Capitulo 14

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Rebeca:

Es increíble como ha pasado el tiempo tan rápido.

Un mes desde la obra de teatro.

Un mes en el que Ada y Izan han aprovechado cada momento como padre e hija.

Él a veces va a recogerla a la escuela y la lleva a comer y después la deja en la casa de mi papá hasta que Ana vaya por ella.

A veces salen los dos solos y a veces yo voy con ellos.

Y en una de esas salidas que hemos  tenido Ada empezó a llamarlo «papá».

La expresión de Izan en ese momento fue indescriptible, pero esbozó una sonrisa enorme y abrazó a Ada.

Tambien en el último mes, Izan ha estado algunas veces en mi casa jugando con Ada o viendo como hace su tarea.

Y hoy estamos en la nueva casa de Izan, sí, al final encontró una, bueno, más bien Zuri, katia y Hadley lo hicieron.

Es de dos pisos, tiene una cocina grande, un jardín trasero enorme en él que hay piscina.

En el piso de arriba hay algunos cuartos, al igual que en el de abajo, también hay una oficina que a la vez es biblioteca, y seguramente hay montones de cuartos más pero no voy a ver cada uno.

—Es una casa hermosa —menciono al ver a Izan volver del jardin.

—Sí, lo es.

Ada llegó corriendo a la cocina.

—Papá.

—Ada no corras, te vas a caer —le digo y ella se detiene.

—Hazle caso a tu mamá, Ada.

—Se me olvidó —dijo sonriendo—, te quería preguntar algo.

—¿Qué pasa? —Izan cogió a Ada en brazos.

—¿Cuándo voy a conocer a la abuela Zuri y a la tía Katia?

—Cuándo quieras —le respondió.

—¿Entonces podemos ir hoy? —Izan me miró antes de responderle, como siempre que Ada le preguntaba algo.

Asentí.

—Está bien, pero tendré que llamarla.

—Okey, ¿Puedo ver televisión unos minutos? —nos preguntó a los dos.

—Bueno, eso lo decide tu mamá —claro, como el nunca le dice que no.

—Solo un ratito —Ada fue a la sala y se sentó en uno de los sillones para encender la televisión—, sabes que en algún momento tendrás que decirle que no a algo que te pida ¿verdad?

Izan esbozó una media sonrisa.

—Espero estar preparado para ese día —niego con la cabeza, va a consentir mucho a Ada, y no solo él.

Coge su teléfono de la isleta y llama a Zuri, pone altavoz.

—Mamá, ¿estás en casa?

—Sí, cariño, ¿pasa algo?

—Bueno, alguien te quiere conocer, y supongo que tu también quieres, ¿no es así?

—¿Hablas de Ada? —percibí la emoción en su voz—, claro que sí, ¡Prepararé la cena!, vienen los tres, ¿cierto?

Supongo también me incluyó.

Izan levanta la mirada esperando mi respuesta.

—Sí —le digo a él, y él le responde a Zuri.

Seremos felices ✔Where stories live. Discover now