nicolas otamendi

816 20 2
                                    

Sabía que esto era duro tanto para él como para mi, lo nuestro no tenía salvación, por eso decidí volver a Buenos Aires. Apoyé la carta que le había escrito sobre la mesa de luz, agarré mis valijas y me subí al Uber que me estaba esperando en la puerta.
Las peleas con Nicolas eran constantes, no había un día en el que no nos estemos gritando, cada cosa que hacía el otro nos molestaba y hasta lo más minúsculo era motivo para empezar a discutir. Ya no nos soportabamos. No voy a negar que no me dolía dejarlo porque a pesar de todo, mi amor por él seguía intacto pero era por el bien nuestro, si alguno de los dos no tomaba la decisión esto podía llegar a terminar muy mal.


[ ... ]

Pasaron cuatro meses desde que me fui de Portugal y en ningún momento intentó comunicarse conmigo, se ve que al final de todo nunca le importó. A mi me paso lo contrario, estaba pendiente de cada partido, de cada cosa que hacía y eso no me estaba haciendo para nada bien. No dormía, no comía como debería, mis ojeras cada día que pasaba se notaban más, hasta que en el cumpleaños de mi mamá mientras estaba repartiendo porciones de torta a los invitados me descompensé. No dudaron en llevarme corriendo hasta el hospital.
Apenas abrí los ojos me asusté porque me di cuenta que no estaba en mi habitación como yo pensaba. Vi a mi mamá, que tenía cara de ¿enojo y felicidad? y a un médico hablando a unos metros, cuando notaron que los estaba mirando se acercaron.
- ¿Por qué no me contaste nada hija? -me reprochó ella y fruncí el ceño sin entender de lo que me estaba hablando.
- ¿Contarte qué? -me toqué la sien cuando me dio una puntada.
- ¿No estaba al tanto señora Otamendi? -sentí un escalofrío en el cuerpo cuando me llamo asi- Está embarazada de cinco meses y medio.
- ¿Qué?

Mis padres a penas puse un pie en la casa empezaron a tratarme como si estuviese inválida, sabía lo que iba a tener que aguantar, lo mismo le hicieron a mi hermana. Les pedí que por favor me dejaran sola un rato porque mi cabeza me estaba quemando y se fueron, quería tratar de asimilar la noticia que me habían dado hace dos horas.
Me acerqué al espejo que estaba colgado en la pared de mi habitación, me subí la remera y me puse de costado para observar mejor mi panza, ¿como me iba a dar cuenta si ni siquiera se me notaba y me seguía viniendo?. Estaba sumida en mis pensamientos hasta que escuché el sonido de la puerta.
- Sol... -susurró mi papá y lo miré a través del espejo esperando a que prosiguiera- Tu mamá está haciendo arroz con pollo, ¿vos queres algo en especial?
- No pa, gracias -le sonreí e hizo lo mismo- ¡Espera!
Le grité cuando estaba cerrando la puerta e inmediatamente volvió a entrar.
- ¿Que paso? -me miro asustado y me reí. Este hombre no cambia más.
- Quería preguntarte algo -baje la vista al piso un poco avergonzada- ¿Pensas que voy a ser una buena madre?
- ¡Nena, como me vas a preguntar eso! -me retó y se acercó a mi para abrazarme- es obvio que si, no hay dudas de eso.
- Pero es que...
- Pero nada, sos una mujer muy inteligente y además ya practicaste mucho con tus sobrinos era hora que te toque a vos -nos reímos y lo apreté un poco, me sentía segura en sus brazos- ¿Le vas a decir a Nicolas?
Ahí estaba esa maldita pregunta, ¿cómo le iba a contar a Nicolas que estaba esperando un hijo suyo?
- No lo sé -dije en un hilo de voz, quise aguantar las lágrimas pero no pude-. No se si quiero contarle.
- Yo se que ustedes no terminaron bien Sol, pero él tiene todo el derecho de saberlo -chasquee la lengua porque no sabía que decir ya que tenía toda la razón.

Dos semanas después seguía dando vueltas ante el hecho de tener que hablar con mi ex marido, mis viejos me lo recordaban todos los días y yo les decía que lo iba a hacer cuando esté lista pero tenía miedo de como iba a reaccionar cuando le cuente o tal vez ni siquiera me atienda.
Estaba con las manos apoyadas sobre la mesada de la cocina con la vista pegada al celular debatiendo si llamarlo o no, según la prima de él con la que me seguía hablando seguía conservando el mismo número. Desbloquee el celular, entre a mis contactos y cuando estaba a punto de llamarlo el timbre me interrumpió, no pude evitar soltar un gritito de la frustración.
Cuando abrí y lo vi se me debilitaron las piernas y mi cuerpo empezó a temblar.
- ¿Nicolas? -tragué saliva con dificultad porque sentí que me quemaba la garganta- ¿Que haces acá?
- Hola -me dio media sonrisa, se lo notaba cansado- Gabi me contó que te llevaron al hospital, pense que te había pasado algo grave pero por lo que veo estas bien.
- ¿Ahora te preocupas por mi? -fue lo primero que me salio decir. Sin pedirme permiso entro hecho una furia.
- ¿Que estas diciendo? Siempre me preocupé por vos -alzó la voz y ahí estábamos de nuevo, sin vernos por tanto tiempo y lo primero que hacíamos era pelear.
- Tal vez era lo mejor pero creí que por lo menos ibas a tratar de buscarme -sollocé cubriendome la cara.
- No te busque a vos porque estaba triste y enojado por la manera en que te fuiste -me saco las manos y sin soltarlas les dio un beso a cada una- pero si a tu mamá, ella me contaba tu día a día y me mandaba fotos que te sacaba sin que te dieras cuenta.
Abrí los ojos sorprendida, yo a esta mujer la tenía que matar, ¿cómo no me lo va a decir?
- No quiero que te enojes con Gabi, yo le rogué para que no te dijera nada.
Mire mis pies sin poder dejar de mover el izquierdo como hacía siempre que estaba nerviosa y cerre mis ojos tan fuertes que empezaron a doler.
- Estoy embarazada -solté y largué todo el aire que tenía acumulado.

one shots - scalonetaWhere stories live. Discover now