6: La tormenta

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Winter

Me senté en el escritorio de mi camarote y saqué la libreta que usaba para tomar nota de mi dia a dia. No es que lo usara de diario, pero era mi manera de anotar lo que iba sucediendo a lo largo de la travesía, de mi vida, para luego no perderlo de vista nunca.

Se avecina una tormenta. Las nubes son oscuras, el aire se ha vuelto espeso. Probablemente empiece a llover en las próximas horas, pero eso significa que el mar se revolverá por culpa de esto.

Cuando sucedían este tipo de cosas ponía a mi gente a cubierto y nos preparábamos para superarlo, pero esta vez sentía miedo. Sigo sin explicarme por qué, pero así era. Tal vez mañana será un día nuevo y las cosas empiecen a mejo...

—¿Puedo entrar? —dijo Karina interrumpiéndome.

Dejé el bolígrafo sobre la mesa y suspiré, cerré el cuaderno.

—Ya estas dentro.

Karina se sentó en la cama y se cruzó de piernas.

—¿Qué escribes?

—No es asunto tuyo —espeté quitándome las gafas de vista.

—Vale vale, solo intentaba ser amable.

—Bien pues estaba escribiendo y me has interrumpido, no es tan amable eso.

Karina rodó los ojos y se levantó para marcharse, suspiré de nuevo.

—Espera, espera —carraspeé—. No quería ser tan... brusca. No debería pagar mi enfado contigo.

Ella se quedó unos segundos callada y volvió a sentarse.

—¿Enfadada?

Limpie las gafas y mientras me mantuve en silencio. Podía escucharse el crujido de la madera al chocar el agua contra el barco.

—¿Por qué tanta pregunta?

—¿Tan malo es preguntar por qué estas enfadada?

Le di una mirada. Se escuchó un trueno bastante fuerte y Karina saltó del espasmo, me sorprendió.

—No es eso... Haces muchas preguntas.

—Soy curiosa.

—Y entrometida —espeté.

Alzó una ceja ofendida. Hablé de nuevo.

—Va a haber tormenta, normalmente no pasa nada, siempre lo controlamos, pero esta vez me asusta y no tengo claro por qué.

Era la primera vez que le expresaba mis sentimientos reales, lo que escribo en aquel cuaderno, a una persona. Eso también me aterraba.

Noté como el rostro de Karina de volvía pálido, como si hubiese visto a un fantasma.

—¿Pasa algo?

—Me dan miedo las tormentas.

—No te preocupes, no será para tanto.

—No... No lo entiendes, me dan ataques de pánico. Me dan pavor.

Tragué saliva. Pronunció aquellas palabras y su voz se quebró, me sentí mal y una extraña sensación de preocupación se adueño de mí.

—Quédate aquí, probablemente no comience hasta dentro de media hora. No salgas del camarote, ¿vale?

Un trueno se escuchó de nuevo y Karina esta vez se encogió en la cama. Suspiré.

—Voy a subir a avisar a la tripulación que se mantengan en bajo cubierta. Estamos en una zona tranquila, no va a pasarle nada a las velas.

—No te vayas —susurró.

Dahlia | winrinaNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ