Capítulo 36: "Soltar..."

791 73 16
                                    

Siento como si los momentos con ella hubiesen sido una vida aparte, y de repente veo pasar a esa vida frente a mi como en una proyección cuando estás a punto de morir. Y la veo a ella, y la veo feliz, y me veo feliz, y veo todo lo que no pudo ser y me empeño en negar que ya no deseo...

Te extraño, Rebecca.

CONTINUACIÓN...

— ¿Quieres pasar? — dijo de pronto Rebecca sacándome del trance en el que me hallaba.

— Está bien... — contesté.

Entro y todo parece estar igual, los muebles, los adornos, el color de las paredes e incluso su olor, a pintura mezclada con lavanda.

— Disculpa que te reciba así, estaba pintando — dijo Rebecca de repente.

— No te preocupes, soy yo la que vine sin avisar, perdona, pero necesitaba hablar contigo. — dije nerviosa.

— Está bien, yo también necesito hablar contigo, pero te escucho... — dijo Rebecca.

— Es...es difícil, no sé si podremos hablar en un lugar más privado. — digo oyendo ruidos en la cocina, lo cual me imagino será su empleada doméstica.

— Vamos a mi atelier, si quieres. — dice.
Y aquello me suena como una invitación al paraíso y al infierno al mismo tiempo.

— Está bien. — respondo.

Nos dirigimos hasta su atelier por aquellas escaleras que tantas veces subí, y al llegar al cuarto siento una sensación de paz infinita. Estar allí me remueve muchos sentimientos, y me trae tantos recuerdos bonitos que no puedo evitar que la nostalgia me invada.

— Está todo hecho un desastre pero puedes acomodarte dónde quieras. — dijo Rebecca observándome.

Miro a mi alrededor y me siento sobre un pequeño diván cerca de la ventana.

— Has pintado mucho por lo que veo. — digo observando la cantidad de cuadros a mi alrededor, algunos terminados y otros sin acabar.

— Bueno...sí, pocos de ellos son realmente decentes pero si, he pintado bastante. — dijo Rebecca.

Yo continúo observando a mi alrededor y aún no puedo entender tanta modestia de parte suya.

— ¿Quieres tomar algo? ¿un café tal vez?" preguntó Rebecca esta vez.

— No, gracias, estoy bien. Preferiría...hablar contigo de una vez, sino siento que jamás lo haré. — dije tratando de obligarme a enfrentar la situación, pero me estaba costando más de lo que pensaba.

— Está bien, te escucho. — dijo.

— Yo...vine hasta aquí para tratar de estar en paz contigo, pero sobre todo conmigo misma. Necesito sanar, necesito... dejarte ir, para poder continuar con mi vida Rebecca, y siento que tú necesitas lo mismo que yo. Claramente la última vez que hablamos antes de la muestra no fue muy en buenos términos que digamos, nos hicimos daño, y...solo la distancia parecía poder acabar con todo, pero luego te vi en la muestra de mi amigo y nuevamente sentía que todo seguía inconcluso, sentí... — suspiro, si continuaba me vería obligada a decir lo que sentía y no quería, pero tampoco quería mentir.

— Qué sentiste...— preguntó de pronto Rebecca observando atentamente con los ojos brillantes, aquellos que siempre se llevaban toda mi atención.

— Sentí que todo era como antes, pero no...ya nada es igual, yo no soy la misma de antes y tú tampoco. — dije mirando hacia abajo, sus ojos eran demasiado poderosos para mí pobre alma.

— ¿Eres feliz? con ella...¿realmente eres feliz? — preguntó de pronto y yo sentí como si esa pregunta se me clavara en el pecho.

— De una manera diferente, pero sí, lo soy. — respondí tratando de sonar más segura de lo que en realidad estaba.

SAVANNAHWhere stories live. Discover now