Capitulo 14

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En la inesperada noche tranquila y silenciosa, los dos líderes de secta volvieron a compartir la habitación. Para este punto, ambos se sentirían más incómodos durmiendo lejos del otro, aunque ni siquiera habían pensando en lo inusual que era la nueva costumbre adquirida.

Poco antes de haber apagado las lámparas de papel, Jiang Cheng había dado la orden a los sirvientes para que no lo llamaran mañana por la mañana. Se sentía bastante cansado, tanto física como anímicamente; lo que menos quería era lidiar con los deberes de líder de secta tan temprano.

Ni siquiera tuvo los ánimos de gritarle a Wei WuXian, cuando este había venido pocos minutos atrás, contándole una historia absurda de cómo se quedó atrapado en una casa de té, contando historias para asustar a los viajeros. Se quedó ahí casi por el día entero; pese a la detallada historia, el loto se dio cuenta de que mentía, pero no quería adivinar qué cosas había hecho realmente allá afuera.

Jiang Cheng simplemente le había cerrado la puerta en la cara, maldiciendo su propia paciencia y luego fue a recostarse en la cama, sin siquiera haberse quitado la ropa. 

No intercambió más palabras con Lan XiChen, después de haber acordado enviarle una carta a Jin GuangYao para poder ir a ver al asesino de su hermana.

El humor de este líder de secta ya se había agriado bastante por culpa de los regaños de sus padres y de esa noticia tan desagradable, por eso, tampoco pensó en comentar algo sobre sus intenciones de liberar a aquel jade, en determinado caso que decida casarse o que las cosas se pongan muy feas entre él y las sectas. No, tampoco era un maldito bastardo que usaría a un hombre inocente como escudo en batallas.

Lan XiChen se había quedado un largo tiempo de pie, mirando hacia la cama. Aún si Jiang Cheng no pudiese verlo con claridad, sentía el indiscutible cosquilleo desde su nuca y hasta el resto de su espina dorsal; aquel presentimiento de estar siendo visto con mucha fijación.

Cerró los ojos, apretando el edredón contra su cuerpo cubierto; cada poro de su piel exudaba la frescura del sudor de nerviosismo. Se había encontrado deseando que Lan XiChen le dijera algo, no importaba lo que fuera, escuchar su voz en esta situación quizás lo habría relajado un poco.

Pero el manso líder de Gusu hizo todo lo contrario, se quedó en silencio y casi haciendo el menor ruido, dio la media vuelta para irse. Quizás se le ocurrió la maravillosa idea de dejarlo a solas.

—¿A dónde crees que vas?— el loto lo regañó rápidamente, girando la cabeza hacia donde percibía la figura de blanco. —¿Vas a volver a irte? Dijiste que te quedarías cerca hasta que recuperara la vista. Ahora me doy cuenta de que las promesas de los Lan son igual de vacías que las del resto.

El dejo de burla ocultaba ese temor latente a quedarse solo. Jiang Cheng ya era todo un maestro en ocultar su debilidad, la tristeza o el miedo, nadie jamás lograría atravesar esa dura coraza de apatía que ha hecho a su alrededor.

Lan XiChen detuvo su mano, antes de lograr tocar la puerta y también se giró un poco para verlo. Se quedó en el mismo silencio, también tenía esa habilidad para ocultar su tristeza en una sonrisa cordial.

—¿Deseas que me quede esta noche contigo?— usó tono menos formal, porque sabía que podría recibir otro regaño si no cumplía esta otra promesa.

A la pregunta, el feroz líder de secta desvió la mirada, estaba demasiado avergonzado como para contestar. Clavaba las uñas contra el edredón, enfocado en la oscuridad de la habitación, lentamente volvió a recostarse.

No se parecía nada al mismo hombre durante las batallas que habían tenido en el pasado: frío, desconsiderado, cruel, sarcástico, severo y violento. Así solían describir a Sandu Shengshou muchos de los cultivadores que tuvieron el infortunio de encontrarlo en batallas.

Capturando a la Belleza [ChengXi]Where stories live. Discover now