capítulo uno.

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Todo estaba más silencioso de lo usual, gracias a dios pensaban todos los médicos del lugar, la ultima semana realmente había sido pasada para todos, habían pasado algunos accidentes por las ultimas protestas y la sala de urgencias se mantenía llena, gracias al cielo, eso no fue así esta vez.

Había uno que otro paciente, pero nada grave, las recepcionistas podían darse el lujo de tomar un café mientras que doctores de turno hacían su recorrido para verificar un buen trabajo.

Entre estos estaba Kim Taehyung, médico cirujano, con maestría y doctorado, especializado en neurocirugía, cirugía cardio vascular y pediátrica. Humildemente, una de las personas más inteligentes en ese hospital.

Taehyung había sido, según sus profesores y todas las personas que lo entrevistaron a lo largo de su vida, un super dotado, era alguien realmente listo, prácticamente la secundaria la paso tomando dos grados únicamente, entro a la universidad con dieciséis años, graduándose a los veintidós años de los que otras personas se graduarían a los treinta.

Su servicio militar se redujo a un año por petición de muchos medios médicos y científicos, alegando que su presencia y los conocimientos del castaño serian necesarios. A pesar de esto, Taehyung cumplió con el año dado en el servicio militar, ahora no solo siendo experto en medicina, si no también experto en defensa.

Claro que la pregunta más común era ¿Cuál es tu secreto? ¿Cómo conseguiste todos tus logros? Y es que prácticamente siempre respondía lo mismo, vivía su presente, pensando en su futuro.

Taehyung jamás fue fan de entrevistas ni reconocimientos otorgados para promocionar cosas innecesarias, su meta siempre fue ayudar y aprender, y lo sigue siendo hasta en día de hoy, siendo alguien completamente ajeno a la fama innecesaria, siendo alguien que ayuda sin esperar a cambio.

Él castaño era una persona hermosa tanto por dentro como por fuera, a lo largo de su vida, claro que existieron personas a su alrededor de esparcían envidia, que lo odiaban solo por el hecho de ser "mejor" que los demás, él solo hizo oídos sordos, y se concentro en todo lo bueno que había logrado y lo bueno que pudiese lograr.

Hoy en día era alguien tranquilo, seguía viviendo el presente. Y justo el día de hoy, él estaba sonriendo, viendo como su paciente de ocho años descansaba después de su operación de apendicitis. Muchos doctores y personas extras a su mundo, opinaban que él estaba hecho para mucho más que simples operaciones o simples atenciones menores, pero él se quedaba donde su corazón se sintiera bien.

– muy bien pequeña, necesito que me des tu mano, te quitare está molesta intravenosa –dijo con una sonrisa mientras ayudaba a la sonriente niña a sentarse en la camilla— muy bien, por favor mira hacia otro lado.

Con mucho cuidado retiro la intravenosa de la mano de la pequeña, sonriendo en cuanto escucho un pequeño quejido, pero nada más, la pequeña quería ser valiente ya que se lo había prometido a él y a sus padres.

– pero que señorita tan valiente –sonrió mientras colocaba una curita sobre la pequeña herida y luego miro a la madre de la pequeña— me retirare para que pueda cambiarla, como ya le comente, pero le recuerdo, la lista de los alimentos limitados se los darán en recepción apenas firme la salida, por favor nada de movimientos bruscos, evite que suba y baje mucho escaleras, siga al pie de la letra los alimentos y todo estará bien.

– muchas gracias doctor Kim –sonrió la mujer— realmente me asuste tanto, pen-pensé que la perdería y...

– reacciono increíble, tal como una madre haría –tranquilizo— que sea una madre joven no la hacer menos capaz, si no la hubiera traído, esto hubiera terminado más feo, pero reacciono como debía, debe estar orgullosa de ser la heroína de su hija.

Trato -kooktae-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora