Trenzas {Larry Stylinson}

13.

Harry se encontraba en la habitación donde tenían a Louis. Sosteniendo su pequeña mano entre las suyas.

–Bebé... –susurro.

El rizado no esperaba respuesta alguna, habían pasado dos días y a Louis aun lo tenían en coma. Entre Jay y él habían decido llevar a cabo La terapia electroconvulsiva, después de todo, el doctor había confirmado que sí. La discapacidad de Louis había empeorado gracias al golpe que había recibido en la cabeza.

–Aún no se quien fue que te hizo esto mi vida, pero te juro que pagara todo el dolor que tu estas sufriendo.

Beso la mano de Louis dejando sus labios allí. Calentando la piel.

–Buenos días, Harry –el doctor que llevaba el caso de Louis pasó a la habitación mirándolo a ambos.

–¿Hay noticias, doctor?

El señor Hernández sonrió asintiendo.

–Sí, veras –abrió la carpeta que llevaba en la mano, y se acomodó sus gafas–. Los coágulos de sangre han desaparecido del cerebro de Louis, esas son excelentes noticias, hoy mismo haremos que despierte y llevaremos a cabo la terapia.

La cara de Harry se ilumino ante eso.

–¿Escuchaste eso, amor? Hoy despertaras –el rizado le hablo al castaño sonriendo enormemente.

–Hay más noticias –el doctor casi que se pone a altar de la emoción–. Me tome la molestia de averiguar y bueno, Louis sufre es de Discapacidad intelectual Leve, aunque el golpe lo emporo, las terapias pueden que no le afecten casi. Lo más grave que puede pasar es que no recuerde nada del último día que estuvo despierto, que fue el día que llego aquí.

Harry abrió su boca, y luego la cerró sin saber que decir.

–Pero...

El rizado empalideció, otra vez ese pero.

–¿Pero qué...?

–Si las cosas no salen como yo supongo, pueden haber consecuencias graves.

El doctor después de eso se retiró dejando a Harry solo con Louis. El rizado volvió a agarrar la mano de su novio acariciándola.

–Necesito que seas fuerte, mi amor –comenzó a hablarle–. Porque te necesito aquí conmigo, a mi lado. Porque te amo y no sé qué haría sin ti –a ese paso, ya Harry se encontraba llorando–. Porque si no, ¿Quién me hará las mejores trenzas?