El beso

188 18 13
                                    

Tengo algo que decirte- hablaron al mismo tiempo

-Mmmm ¿por qué no empiezas tú?- sugirió un Ataru aún indeciso sobre cómo comunicarse con Lum

Lum, demasiado impaciente decidió tomar la oportunidad aunque genuinamente estaba preguntándose qué es lo que Ataru quería decirle, pensando que podría no tener otra ocasión para escucharlo conociendo su naturaleza cerrada y tímida.

La chica se sintió de pronto como una bomba de tiempo a punto de explotar dirigiéndose a su cama y sentándose mientras sacaba de manera visible todo el aire de sus pulmones para luego hacer una inspiración profunda una vez, dos veces, tres veces.

Ataru dejó su asunto en un segundo plano mental en cuanto pudo notar que Lum estaba haciendo ejercicios de respiración para hablarle "¿estará sintiendo ansiedad?" se preguntó  no deseándole a ella pasar por algo similar a lo que él había vivido los últimos días.

"Imbécil, la ansiedad es lo menos importante que debe estar sintiendo ella hoy, sus tíos están convertidos en pomada, Jariten traumatizado, su madre ida, sus amigas peleando entre sí, el reino amenazado, el imperio en probable oportunidad de entrar en guerra y sobre todo, probablemente su vida es la que más corre peligro"

Ataru se sintió como un gran bastardo al comprobar lo poco considerado que estaba siendo con la situación y con mucho cuidado, se sentó junto a una Lum que parecía más nerviosa de lo que la hubiera visto nunca.

-¿Qué pasa Lum?- preguntó Ataru

Ella se mantenía  callada, atemorizada y enfrentándose  con grandes problemas para hablar debido a que no encontraba la manera en que la voz saliera de su laringe. De pronto no podía comprender cómo había hablado con tanta facilidad por al menos 18 años de su vida, ahora no sabía cómo hacer para emitir sonido alguno.

-Lum- insistió Ataru tomando con suavidad su rostro entre sus manos- ¿qué pasa?

Lum pensó que probablemente era la última vez que Ataru la miraría así, la última vez que la tocaría de esa forma tan tierna; pronto iba a sentir asco por ella, repulsión por su raza y odio por haberse involucrado en una potencial guerra en defensa de ellos, unos invasores.

De los ojos de  Lum comenzaron a emergir gruesas lágrimas que caían sobre los pulgares de Ataru que compungido se dedicó a recolectarlas sintiendo su corazón romperse por ver que el cabello de Lum ahora se tornaba completamente blanco, incoloro. Hasta hace pocos días no conocía lo que era sentirse roto por alguien más, si bien en el pasado en las ocasiones en que pudo perder a Lum sintió un dolor y una agonía que lo acercaba a la muerte, en realidad eso se debía a sus propios sentimientos por perderla. Siempre tan enfocado en sí mismo, siempre tan egoísta.

-No quiero que me odies- reconoció Lum por fin encontrando su voz entre sollozos sintiendo cómo su cuerpo se hacía pequeño y sus músculos en tensión querían obligarla a contraerse en protección ante la amenaza de perder el cariño de Ataru. 

-Literalmente no hay manera alguna en que eso pueda pasar- tranquilizó Ataru.

Lum sabía que necesitaba decirlo, ya de por sí a partir del pleito con Adi, que parecía haber sucedido hace meses, comenzó a sentir una culpa extraña sobre su constante presión hacia Ataru; presionarlo ahora a él, que en realidad era una buena persona, a quedarse a defender a una raza depredadora no parecía lógico.

-Hay muchas cosas que no sabes sobre mi raza, sobre cómo funciona el imperio Invader.

-Cierto- coincidió Ataru alentándola a seguir

-Los humanos y los onis somos muy diferentes...mucho. 

Ataru asintió mientras acariciaba con los pulgares las mejillas de la chica. En realidad él nunca pensaba en ella como una terrícola, era consciente de que pertenecían a razas distintas, todo en ella se lo recordaba una y otra vez: su cabello multicolor, aquellos cuernos que crecían cuando se sentía enfadada, sus colmillos asomándose entre sonrisas, las constantes descargas eléctricas, su cuerpo ligero flotando, su forma particular de ver la vida, sus múltiples inventos que en la Tierra podrían ser incluso acreedores a premios nobel de ciencia, la increíble sagacidad e inteligencia.

Por ella |URUSEI YATSURA| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora