El candidato

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Habían pasado tres semanas desde que Ataru Moroboshi y Lum Invader decidieron de manera consciente aunque no verbalizada, al menos no de la manera esperada, ceder ante el conflicto de sus afectos, encontrando en ello una inconmensurable evolución tanto personal como en pareja que todos podían notar.

Nadie hizo ninguna observación ante el cambio en los jóvenes, principalmente porque el universo entero se encontraba en espera de un milagro de aquel tipo, y segundo porque todos sabían que la aparente "calma" que cubría al imperio era probablemente antecedente al gran impacto.

-Darling, es hora de tu terapia- recordó Lum que se encontraba sentada en el techo como era costumbre, su largo cabello rosa eléctrico mantenía el mismo color desde aquel entonces

-¿Ya es hora? No me di cuenta- Ataru dejó sobre la mesa de trabajo los documentos que estaba revisando con detenimiento

Lum bajó del techo tranquilamente mientras rebuscaba entre sus cosas un pequeño artefacto que parecía una pizarra en blanco

-¿Cuándo empezará Jariten con sus sesiones?- preguntó Ataru recostándose en la cama casi listo para llamar a Tsubame

-Mañana llegará la terapeuta infantil neptuniana al palacio, ha sido todo un embrollo cumplir con los estrictos requisitos de Uno pero supongo que decepcionar a mi padre lo ha hecho mucho más feroz con sus planes de seguridad

-Lo bueno es que ella podrá quedarse en el palacio

-Sí- contestó Lum que apreciaba la insistencia de Ataru con ese tema- ahora mismo voy a ir con él, parece que pintar le ayuda mucho a calmar la ansiedad

-Me alegro- contestó Ataru comenzando a marcar los dígitos

Lum sonrió mientras salía de la habitación.

-Lum- saludó Benten abrazando a su amiga- ¿es que ya es hora de la terapia de tu marido?

-Sí, yo ahora me dirigiré con Ten chan a realizar las actividades que sugirió Tsubame, afortunadamente mañana llegará la especialista neptuniana

-Malditos neptunianos, lo único que saben hacer es estudiar sobre la salud  y la paz sin cansancio, no saben nada de verdaderas batallas

Benten, a pesar de que había internamente perdonado a Oyuki, continuaba sentida respecto al tema de cuestionar en plena asamblea la veracidad sobre los ataques a la familia de Lum; ya habían tenido oportunidad de encontrarse pero en su molestia, se impedía salir de un acercamiento formal con Oyuki, haciéndola pagar con aquello que había empezando.

Lum pensaba que Benten estaba yendo lejos con aquella pelea, en los momentos en que se habían encontrado las tres, pudo verificar que de manera cínica la capitana la reverenciaba, no paraba de llamarla embajadora o reina, haciendo que la inexpresiva mujer también se mantuviera en aquel papel.

-En fin- anunció Benten- me aseguraré que nadie lo moleste durante la próxima hora

-Gracias Benten- la volvió a abrazar Lum para después de ello dirigirse a los aposentos de su padre donde Ten y su madre estaban siempre.

Benten sacó de su armadura un aparato electromagnético que desactivaba temporalmente el reloj comunicador de Ataru, permitiendo que no tuviera ningún sobresalto durante su terapia.

Respecto a  Ataru Moroboshi, Benten se encontraba positivamente impresionada con el cambio que aquel idiota había tenido, dejándola personalmente con la boca callada después de haber dicho tantas veces que ese sujeto no tenía remedio.

Con el paso del tiempo, Ataru Moroboshi pasó de ser aquel pervertido que la quería tocar constantemente sin su permiso con su gesticulación de estúpido acostumbrada, a ser luego aquel pervertido ligeramente menos insistente que la tomaba de las manos recitando alguna oración ridícula, a ser luego aquel pervertido que la saludaba animadamente antes de intentar algo.

Por ella |URUSEI YATSURA| Where stories live. Discover now