Capítulo 6

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No otra vez
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—Bueno. Será mejor que nos vayamos. Hay que ver a las cabras— dijo Crowley una vez se terminaron los chicharos.

Comenzaron a caminar de vuelta al Bentley. A Muriel la venía comiendo una duda, y es que la gente a su alrededor la miraba muy raro, no lo había notado hasta ahora y eso le causaba incomodidad.

—Tengo una pregunta— dijo apenada.

Crowley volteó a verla un segundo para después regresar su vista al camino. —¿A sí? Pues hazla

—Usted y el señor Fell suelen usar vestimenta más apropiada para este mundo, y me preguntaba si...si yo también podía usar algo, ya sabe, diferente

—¿Algo como esto?— preguntó Crowley chasqueando los dedos cambiando la vestimenta del pequeño ángel. Un pantalón acampando color beige y un suéter de cuadros.

Detrás de ellos, un ángel que trataba de alcanzarlos en la multitud los pierde. La vestimenta blanca desaparece y ya no los distingue. Se queda parado buscándolos entre las personas.

—No, esto no se siente como yo

—Bien. Vamos de compras— responde abriendo la puerta del Bentley para Muriel.

Crowley apoyaba la idea de darle a Muriel una identidad, Azirafel siempre la tuvo. Era elegante y bastante distinguido, sobresalía por los demás por sus finas vestimentas. Y él también tenía una identidad, se denominaba a sí mismo como el hombre de negro, no como los de esa película ochentera, más bien como su propia versión de hombres de negro, el que Muriel hiciera esto era un avance. Se daba cuenta como poco a poco el amor de Muriel por el mundo iba creciendo. Al igual que Azirafel ella disfrutaba de los libros, los desayunos, el aire fresco en el campo y algo único de ella era su amor por los bombones. Era infantil, como una niña pequeña, y eso es lo que la hacía especial.

Llegan a una boutique en el centro de la ciudad.

Muriel tenía una percepción por las cosas muy diferente a él, a Azirafel y a cualquier otro ángel o demonio que conociera. Era muy alegre y bastante positiva. Sus gustos musicales irradiaba esa cálida frescura, y su gusto en ropa no era diferente.

—¡Mire eso!— exclamaba mientras se acercaba al maniquí en el aparador. —Es lindo

—Ve, elige lo que te guste para poder irnos

Muriel entró a la tienda y Crowley se quedó en el Bentley esperando. Cerró los ojos y acomodó el respaldo de su asiento dispuesto a esperar una considerable cantidad de tiempo.

No tardó nada, en realidad todo fue como un abrir y cerrar de ojos. Muriel subió al auto con una bolsa de ropa y una nueva vestimenta, algo que de verdad era más como ella, colorido y casual, pero elegante.

—¿Le gusta?— pregunta con una sonrisa en su rostro.

Crowley acomoda el asiento y sonríe de vuelta mientras asiente orgulloso.

—Te queda bien

—Se siente como yo

—Y eso está bien

—Si— responde ella con una expresión de paz y calma.

Tener una identidad nunca había sido algo que siquiera supiera que existiera, siempre fue nadie, pero ahora más que nunca, quería ser alguien, porque se sentía tan bien, que mirando al pasado se daba cuenta de lo vacía que estuvo.

—Y compré algo más— menciona sacando un disco de la bolsa de papel. Los clásicos de Abba.

—Oh no. En este auto solo se escucha Queen, nada más

Elígeme a mi {Aziracrow}Where stories live. Discover now