Capítulo 8

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Háblame
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Crowley tragó en seco, sus manos temblaron y sintió un calor que subía desde su pecho y llegaba hasta sus cienes por su garganta. Cerró los ojos y soltó y suspiro pesado.

—¿Señor Crowley?

—Muriel— aliviado se da vuelta y se da cuenta de que está sola. —¿Viene alguien más contigo?— Muriel no responde.

Voltea a ver hacia la ventana y observa al señor Fell entrando a la cafetería de Nina. Pequeño ángel estaba bastante nerviosa, no quería mentirle, pero decirle la verdad podría complicar las cosas.

—No. Estoy sola

—Tenemos que hablar

—Vaya que sí tenemos que hablar— responde Muriel dando zancadas hasta donde Crowley estaba. Iban a empezar a hablar cuando recordaron un pequeño detalle. Ambos miraron a Saxa al mismo tiempo, y si las miradas hablaran...

—Entendí. Persi y yo iremos con la tía Nina y comeremos un rico postre. Vamos Pers— la niña toma la mano de su madre y ambas se acercan a Crowley —Dame dinero— dice extendiendo la mano con la palma abierta.

Crowley suspira y sin renegar acepta poniendo un par de libras en la mano se la joven. Sin hacer tanto alboroto sale de la librería y los deja solos.

—Necesito hablar contigo— se apresura Crowley.

—No, déjame a mi hablar primero. Fui al cielo. Se convocó a una reunión de emergencia por el asunto de la iglesia

—Y...

—Crowley, buscan a Saxa

—¿Qué? ¿Quiénes?

Muriel estaba desesperada. Sentía que mientras ellos estaban ahí hablando una legión de ángeles vendría tras ellos, de por sí ya estaba condenada por ocultar a Crowley, ahora su condena sería mayor, tal vez la destrucción eterna.

—Saxa es hija de un ángel. Es parte de la generación de híbridos que fueron cazados y ejecutados— Sí había oído al respecto.

Se le conoce como la purga. Una masacre a la que tanto ángeles como demonios estuvieron dispuestos a llevar a cabo. Conocen la naturaleza de estos niños, pero no tienen idea de qué son capaces.

—Cuando el hombre al que mataste llegó al infierno toda su vida fue examinada por sus antecedentes con este ángel. Ahora saben que Saxa nació de un ser celestial

—Tengo que ocultarla. La llevaré al campo conmigo. Los ángeles no van para allá

—Ya no se trata solo de los ángeles, Crowley. Metatrón...

—Ese hijo de perra quiere llevarse todo lo que tengo. ¿También te va a lavar el cerebro a ti?

—Yo no puedo irme. Mi deber es estar aquí y cuidar de usted

Se lo habían encomendado. Y esa orden era más poderosa que cualquier otra.

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Saxa cruzó la calle con Persi en brazos. Entró a la cafetería, pidió algo para ella y para la niña y tomó asiento esperando que los "adultos" terminaran de arreglar sus asuntos.

La gente entraba y salía, pero la presencia de dicha persona le llamó la atención. Sus mejillas rosadas y regordetas, su mirada alegre y su sonrisa radiante acompañando esa pulcra y perfecta vestidura.

—Señor Fell— Nina se alegró de verlo ahí. Después de varios meses no lo había visto poner un pie en el Soho. Los rumores decían que se había divorciado, que se había mudado a Norte América, pero ese lugar era demasiado corriente para alguien con la talla de Fell. —Que gusto verlo por aquí nuevamente

Elígeme a mi {Aziracrow}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora