•Riptide• j.s.p

espero un protector

Los rumores corrieron como la pólvora en Hogwarts. Si ya de por sí el diario El Profeta había filtrado lo ocurrido en Londres, la llegada del profesor Potter era como echarle gasolina al fuego. ¿Qué estaba pasando? Se preguntaba la gente.

Por suerte había podido esquivar lo máximo posible las especulaciones de los estudiantes. Nadie me relacionaba con ninguna de dichas casualidades. Pero a mis amigos sí, por increíble que parezca. ¿El razonamiento? Los Potter siempre se metían en este tipo de líos.

Caminaba con los Merodeadores y Dom por el pasillo de camino a nuestra siguiente clase. Algunos alumnos se apartaban para dejarnos pasar, lo cual no era inusual. Pero la manera en la  que algunos nos miraban si lo era. Los ojos de nuestros compañeros destellaban con fastidio, temor y resignación. Otros, con curiosidad e inquietud. Eran una minoría, sí. Las cosas no habían cambiado tanto con respecto a antes de las vacaciones y solo eran unas pocas decenas de estudiantes los que nos trataban diferente. Pero algo era algo y en estos casos, muy poco hace mucho ruido.

Alcé la mirada y miré a mis amigos, ellos también se habían percatado. ¿Cómo no hacerlo? Trataban de ocultarlo, algunos mejor que otros. Fred, Frank y Lorcan caminaban aferrándose con fuerza al aura bromista que los había acompañado durante años, a la diversión que alguna vez destilaron sus poros. Esto en cierta manera aligeraba el ambiente, la normalidad hacía que los escépticos dudasen de los rumores. Dominique le guiñaba el ojo a algunos estudiantes sin borrar jamás la sonrisa de su cara y yo trataba de mantener una expresión afable. El semblante de James era más serio que de costumbre, con esa media sonrisa característica, si, pero con el ceño ligeramente fruncido. Caminaba erguido, con los hombros hacia atrás, lo más cerca posible a mi. Algunos podrían bromear con que parecía mi guardaespaldas, y en cierto modo no estarían equivocados.

No había hecho falta que su padre le pidiese que cuidase de mí, James estaba programado para eso. Lo sé por la manera en la que me mira, en la que me toca, como si fuera a romperme en cualquier momento. Pero no voy hacerlo.

- ¿Estás emocionado? -le pregunté a James, dándole un leve codazo para que supiese que me dirigía a él.

- ¿Emocionado? -asentí. Él soltó una carcajada- Puede que no te hayas acostumbrado de todo a su presencia, cosa que tiene fácil solución, solo tienes que venir más a casa -dijo y lo ignoré deliberadamente, lo cual le hizo gracia-; pero yo ya estoy acostumbrado a los sermones del “Niño que sobrevivió”. No creo que tenerlo en clase sea muy diferente a tenerlo en casa.

- Pues a mi me hace ilusión -intervino Dom-. Seguro que nos enseña cosas más útiles que el anterior profesor -resopló-. Tu padre al menos estoy segura al ciento veinte por ciento de que no me va a mirar el culo cuando me levante a entregar los pergaminos.

Hice una mueca de desagrado recordando al antiguo profesor. Si en algún momento Harry abandona el puesto, espero que busquen un mejor sustituto.

- Estoy de acuerdo -añadió Frank-. No creo que a ningún alma viviente en el castillo le cayese bien ese tipo. Era asqueroso. Rox una vez me contó la manera en la que le había hablado a una chica de Ravenclaw por llevar un botón de la camisa desabrochado en primavera -apretó los puños-. Si hubiese sido mi hermana, McGonagall si que iba a tener que buscarle un sustituto.

Si había dos personas intocables para Frank Longbottom, esas eran Alice y Roxanne. Estaba segura de que lo que decía iba totalmente en serio.

- Pues si Harry quiere mirarme el culo, que lo haga -rió Fred doblando las rodillas y sacando el trasero-. Ya me lo ha visto mil veces, le sorprendería lo parecido que lo sigo teniendo a cuando era un bebé.

- Eres un idiota, primo -suspiró la pelirroja, ahogando una carcajada.

Entramos en el aula y buscamos un buen sitio donde sentarnos. Los pupitres describían una curva, dejando un amplio espacio en el medio del aula, en cuyo extremo se ubicaba el escritorio del profesor Potter.