•Riptide• j.s.p

Furia

Me desperté cuando sentí que me zarandeaban. Abrí los ojos rápidamente sentándome de golpe en el... ¿sofá de la sala común?
Miré a mi alrededor, confundida. Las chicas estaban prácticamente sobre mí y había bastante gente a mi alrededor.

- ¡Por Merlín, Bella! ¡Nos has dado un susto de muerte! -me reprocha Lily mientras me abraza.

- ¿Eh? ¿De qué estáis hablando? -pregunté todavía intentando ubicarme.

- Cuando nos despertamos no estabas en la habitación y la comida que trajimos anoche seguía intacta. Nos preocupamos mucho, ¡pensamos que te había pasado algo y no habías vuelto de la biblioteca! -explicó Roxanne llevando las manos al cielo.

- Estábamos a punto de ir a buscarte a la biblioteca o de avisar a McGonagall, cuando bajamos y te vimos aquí -continuó la pelirroja riendo-. Debías de estar muy cansada y simplemente te quedaste dormida en la sala común.

- Si... creo que tenéis razón. La verdad es que volví muy tarde y estaba agotada -mentí.

Ellas se acercaron y nos dimos un abrazo grupal.

- No vuelvas a darnos esos sustos, ¿de acuerdo? -apuntó Dominique.

Asentí y me levanté del sofá. Seguía llevando la misma ropa que anoche, unos leggins negros y una camiseta con el escudo de Gryffindor. Esta era la ropa que solía ponerme para hacer los deberes y a veces dormía con ella. Agradecí no haberme puesto el pijama ayer por la noche.

- Ahora ve a cambiarte. Te esperamos en el Gran Comedor. Si no llegas a tiempo te cogeremos algo de desayuno.

- Gracias, chicas. ¡Sois las mejores, os quiero! -les grité mientras subía los escalones de dos en dos hacia los dormitorios.

Tomé una ducha y me puse el uniforme. Sequé mi pelo con un hechizo, cogí mis libros y salí corriendo hacia el Gran Comedor, pero alguien me esperaba en la sala común.

Potter estaba apoyado en la barandilla de las escaleras que yo bajaba y se entretenía mirando un tapiz en la pared. Carraspeé y él me miró desde unos metros más abajo, sonriéndome.
Acabé de bajar las escaleras y me puse frente a él.

- ¿Qué haces aquí? -pregunté.

- Bueno... ayer rompiste nuestro trato.

- No fui a la cena, tenía que acabar los deberes de DCAO -me justifiqué.

- Entonces me debes una cena, lo sabes ¿verdad, Evans?

Rodé los ojos mientras Potter sonrió con suficiencia.

- Lo que sea, vamos a desayunar.

Echamos a andar hacia el Gran Comedor en un silencio un tanto incómodo. Sé que hay cosas que quiere preguntarme, sinceramente yo también me las pregunto a mi misma.

- Escúpelo, Potter. ¿Qué quieres saber? -le pregunté dejando de caminar y metiendo las manos en los bolsillos.

Me miró sorprendido y se rascó la nuca.

- ¿Qué estabas haciendo en la torre de astronomía a esas horas? Realmente nunca va nadie por allí excepto...

- Tú -finalicé por él.

Asintió.

- Me dejaste tú en el sofá de la sala común, ¿verdad? -inquirí. Potter volvió a asentir- ¿Por qué? Es decir, te lo agradezco, de verdad, pero podrías haberme simplemente despertado.

- Lo sé, pero es que... Mira, sé que últimamente no duermes demasiado bien. Llevas un par de días apagada y tienes grandes ojeras. Preferí dejarte descansar. Siento haberte dejado en la sala común, pero es que no puedo subir a los dormitorios de las chicas, ya sabes...