Capítulo XXIII

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No había podido estar tranquila del todo, su cabeza estaba hecha un lío y aunque masturbarse mirando aquel video le haría relajarse, aún tenía toda esa excitación en la cabeza debido a su satiriasis que empezaba a desarrollarse aún más hasta llegar al punto en el que quizá no podría controlarse y esque en Lisa esa palabra ni siquiera existía pues su concentración profunda en fantasías y sus impulsos sexuales le hacían no tener autocontrol a su deseo.

Se levantó de su cama y miró su propio reflejo en aquella ventanilla de su habitación, sabia quien era se conocía bien pero jamás, jamás se había atrevido a observarse detenidamente sabiendo que la realidad podria ser mucho más complicada que eso, no vivía en una mentira por supuesto, solo ocultaba algo que no necesariamente debían saber a menos que ella así lo quisiera.

Inhaló fuertemente el oxígeno y sonrió para si misma en la ventana, no era muy grande pero si lo suficiente para poder respirar el aire fresco del bosque y entonces se le ocurrió, en cierto modo ninguna de sus tres chicas se negaba a estar con ella sexualmente, había sabido manipularlas bien pero aún así su deseo de victimizar a una de ellas en contra de su voluntad le parecía algo realmente erótico, caminó hasta su baño para remojarse la cara, abrió una de las repisas para sacar unas jeringas totalmente selladas y unos pequeños frascos de vidrio con alguna sustancia liquida, minutos después ya lo tenía perfectamente preparado.

La casa estaba en total calma, sólo podía escucharse el sonido del propio bosque afuera y algún búho por ahí, se asomó al dormitorio donde anteriormente las había dejado encerradas, de pronto la idea de una cadena al rededor de su tobillo de ambas chicas no le pareció tan malo, suspiró, comenzaba a sentirse demasiado caliente verlas ahí, durmiendo con tranquilidad, tan tiernas, inocentes y sobre todo... Tan niñas, suyas cuando lo quisiera.

Caminó hacia ellas tomándola por el antebrazo con una delicadeza sublime para levantarla, la castaña apenas y sentía el toque pero sus ojos comenzaron a parpadear para lograr ver lo que había hecho despertarse, en el momento que Lisa notó que ella comenzaba a despertar utilizó un poco de fuerza obligándola a ponerse de pie cuando la castaña abrió los ojos por completo, confundida sin saber lo que pasaba se dejó arrastrar por su mayor sin decir nada pues al voltear a mirar a su compañera pudo ver que seguía durmiendo y no quería asustarla.

- Lisa qué? Qué pasa? - preguntó confundida mientras era tirada del brazo - A dónde vamos?

- Cierra la boca Jennie y camina - la brusquedad con la que Lisa la empujaba por el pasillo comenzó a ponerla nerviosa.


Normalmente Jennie acostumbraba a usar conjuntos de pijama de shorts y playeras, pero ahora que vivían bajo el techo de Lisa, esta se había encargado de comprarles diferentes tipos de pijama y casualmente esa noche la castaña estaba usando una tipo babydoll en color rojo con encaje al borde del escote y la falda, sin duda.. Eso era excitante para Lisa pues las recordaba desnudas cuando las había encerrado, su piel era suave y olía demasiado bien, aún tenía el olor a jabón que usaban para bañarse, era delicioso y apetitoso.

Pero todo comenzó a ponerse tenso cuando de un golpe empujó a la chica de mirada gatuna en aquel sótano qué le traía demasiados recuerdos cayendo sobre sus rodillas, entonces la castaña comenzó a preguntarse que era lo que pasaría ahora, con el miedo hasta los huesos cuando vio todo tipo de artefacto raro que sin duda servían para causar dolor e incluso para asesinar, se puso de pie para mirar a Lisa que la observaba con una mirada penetrante, tal cual un lobo a su presa, sus ojos eran indescriptibles sin embargo podían mostrar lujuria, deseo y anhelo, pero Jennie aún no entendía a que... Y cuando vio el brazo de Lisa extenderse para mostrar una jeringa, el miedo en Jennie creció.

Insane (Lisa GIP) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora