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Luego de que la doctora López y Jefferson me hayan explicado cada paso del trasplante en cadena, continuamos trabajando en ello, ya que se necesitaban ultimar detalles.

El trasplante se realizaría la próxima semana,; faltaba coordinar bien con los demás hospitales por el tema de pacientes y los donantes para que todo sea de mejor forma.

Estuvimos metidos en el laboratorio gran parte del día, es más, tuve que llamar a mi tía para que venga por Matt, dado que la guardería cerraba y no podía dejarlo aquí.

—Eso sería todo por hoy —la doctora cierra su carpeta y vuelve a observar el pizarrón—. Estamos cada vez más cerca del gran día —sonríe.

—Todo saldrá bien, Emma —Jefferson la anima y noto algo extraño en su mirada.

La doctora voltea hacia él y sus miradas conectan por unos segundos.

—Sería algo fantástico —musita ella y vuelve su mirada hacia el pizarrón—. Bien, tengo cirugía —se levanta de su lugar—. Nos vemos mañana —palmea mi espalda y se va del laboratorio.

Yo observo la pizarra con detenimiento.

No puedo dejar de pensar en que Tyler se someterá a una cirugía y nunca haya sido capaz de mencionar nada al respecto, pienso hablar con él cuando vuelva a casa.

Me sobresalto al sentir los labios de Jefferson sobre mi cuello y él suelta una pequeña risa.

—Soy yo, tranquila —susurra y se abraza a mi cintura—. Ahora que lo pienso, no deberías estar en la cirugía de Henderson porque son muy cercanos... —lo observo sobre mi hombro.

—¿Eres idiota? —suelto de forma brusca.

—Fue tu novio, Danvers —menciona como si yo no lo supiera.

—Ya lo sé —suspiro. Vuelvo mi mirada hacia el frente y recuesto mi cabeza sobre su hombro—. Debo hablar con él sobre esto —siento como el cuerpo de Max se tensa.

—Quizás fue lo correcto para él y no quería preocuparte, Danvers —acaricia mi abdomen sobre mi uniforme.

—Puede ser —muerdo mi labio y Max me hace voltearme para poder ver sus ojos.

—Todo estará bien con él, nada malo le sucederá —acaricia mi mejilla—. Ahora —observa mis labios—, estuve todo el día conteniendo mis ganas por saltar encima de la mesa y besarte, ¿puedo hacerlo ahora? —sonrío con timidez y me coloco de puntillas.

—Pues claro —estampa sus labios con los míos en un hambriento beso.

Su mano se cuela entre las hebras de mi cabello, de forma que ese beso se torna cada vez más subido de tono; de un momento a otro me encuentro sentada encima de la mesa con el entre mis piernas y mis brazos alrededor de su cuello.

La puerta se abre de la nada.

—Yo nuevamente, he dejado mi teléfo... —las palabras de la doctora López se cortan—. Lo siento, no sabía... —alejo a Jefferson y bajo de la mesa rápidamente.

—Aquí tienes tu teléfono, Emma —Max se lo entrega, pero ella nos observa a ambos y sonríe.

—Ustedes tienen algo, ¿verdad? —eleva su ceja y entrecierra un poco sus ojos.

—Nada de eso, doctora —suelto con velocidad.

—Porque desde que los encontré aquí con tu sobrino siento que hay algo extraño entre ustedes dos —nos señala con su dedo—, y es fuerte —abre un poco sus ojos.

—No es como tú crees, Emma —agrega Max.

—Tranquilos —mueve su mano—. Yo apoyo este tipo de relaciones, de hecho, yo misma tuve una relación así, pero no acabo bien —musita lo último—. Solamente sean cuidadosos, chicos —nos guiña y se vuelve a ir.

CÓDIGO AZUL © [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora