Extra

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Sus grandes manos se deslizaron en toda la extensión de sus pierna, las cuales no portaban más su pantalón. Acarició con lentitud y deleite los muslos del menor, dando apretones de vez en cuando para sentir lo más posible esos trozos de carne entre sus dedos.

Lo giró de improvisto tomándole por sorpresa y haciéndole quedar con el rostro presionado entre la almohada. Su contrario jadeo con impresión, cruzando sus brazos bajo la almohada para así poder sostenerla y acercarla a su rostro tanto como quisiera. Sus iris rojizos brillaban con anticipación, y soltó un gemido por lo bajo cuando algo se abría paso en su virgen y estrecha entrada.

Un par de dedos cubiertos por un preservativo hicieron camino entre sus paredes, seguido con movimientos lentos de adentro a hacia fuera de forma constante. Enterró el rostro en la almohada ocultando así los vergonzosos sonidos que producía ante el estímulo. Su cara quemaba ante la vergüenza, más sin embargo no podía importarle menos.

Una mano posada en su cadera para sostenerlo, con el trasero al aire dejando una vista fantástica para el otro; quien sentía su entrepierna punzar al observar a mayor detalle como la entrada del más pequeño succionaba sus dedos con cierta facilidad. Dió un gruñido por ello, y después de un par de minutos retiró sus falanges y desechó el preservativo en mano al bote de basura al lado de su escritorio.

Tomó otro de su mesita de noche y mordió una pequeña esquina del empaque con los dientes para sostenerlo. Retirándose su ropa interior y liberando su endurecido y palpitante miembro. Rasgó el envoltorio con sus propios dientes, abriéndolo en una línea recta, sacando la protección de látex y colocándola con cierto apuro.

Con sus manos sujetó con firmeza las caderas del contrario, estando de rodillas en la cama comenzó acercando la punta de su virilidad.

-Seré suave... Avísame si duele.

El contrario asintió levemente, no iba a negar que tenía ciertos nervios y algo de miedo al ser la primera vez, pero no iba a retractarse.

La paciencia se le estaba llendo, pero no permitiría que eso arruinara su momento. Entró con lentitud, propiciando un gemido al sentirse recibido por las paredes internas del menor, quien dió un quejido en la almohada por dicha intromisión. No había entrado completamente, se detuvo unos instantes; no quería lastimarlo. Usaba su poco autocontrol para no arremeter de golpe, respiró profundo y apretó los dientes.

-¿Estás bien? - preguntó en tono más bajo, quería asegurarse del bienestar de su bebé, cómo solía llamarlo.

Otro par de segundos para contestar.

-Sí.. continúa.

Fue un pequeño murmullo, siendo suficiente para reanudar sus acciones. Introdujo el restante de su miembro que quedaba fuera. Sintió la gloria cuando finalmente estuvo totalmente dentro, era cálido, estrecho y malditamente increíble. Después de uno o dos minutos, retrocedió, saliendo y nuevamente volvió a entrar; esta vez repitiendo el proceso.

El más pequeño mordió la almohada, y todavía con eso no podía callar los sonidos que salían de su boca.

Genya marcaba un ritmo, suave y un poco lento para no dañarlo, mientras gruñía con satisfacción ante cada estocada. Poco después aumentó la velocidad, siendo más fuerte el choque entre ambos. Gemidos, jadeos ahogados y alguna que otra maldición por parte del más alto, incluso el movimiento de la cama al moverse ellos.

Tanjiro gemía sin escrúpulo, mandando a la mierda la poca cordura que le quedaba. Pidiendo cada vez más y más ante las profundas embestidas en su interior, que lograban hacerle delirar y olvidarse de su decencia. El contrario estaba gustoso de complacerlo, entrando y saliendo sin decoro disfrutando de los obscenos ruidos que producía su acto.

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⏰ Last updated: Sep 22, 2023 ⏰

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