Horas tristes

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A veces quisiera tu imagen querida

borrar de mi pecho, mostrarte altivez

mas siento que en mi alma se agranda la herida

te llamo y te ruego, te ofrezco mi vida

con tal que me mires tan solo otra vez.


A veces ingrata tú aumentas mis penas

tratándome altiva con fiero desdén

y siento que hierve la sangre en mis venas

mas ¡ay! que no puedo romper las cadenas

que me atan me tienen postrado a tus pies.


A veces tan grande, tan hondo es mi duelo

que juzgo no vale la pena vivir...

Mis ruegos ardientes elevo yo al cielo

y pido la muerte cual solo consuelo

pero hasta la muerte se niega a venir.


Mas luego recuerdo, tus labios tan rojos

perderlos por siempre me sería morir

entonces pronuncio tu nombre de hinojos

y brotan raudales de llanto mis ojos

y el llanto no calma mi eterno sufrir.


¿Por qué, di, me niegas la dicha que ansío?

¿Por qué de mi lado te apartas también?

¿Acaso tú temes que del labio mío

la ardiente palabra mitigue el rocío

de las frescas rosas que cubren tu sien?


Ambrosio A. Agustoni

Palabras prestadasWhere stories live. Discover now