Tobio era aún un niño cuando experimentó su primer amor. Shoyo era tan hermoso, tan maravilloso.
Pero había un problema: ¡Shoyo era cinco años mayor y el mejor amigo de su hermana! ¡¿Como iba un niño de nueve años salir con un chico de 14, que adem...
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Kageyama Tobio tenia cinco años cuando su hermana mayor llegó con un chico.
Y vaya chico.
-¡Buenas tardes!- El pelirrojo de diez años se inclinó en una reverencia de noventa grados perfecta. -Mami, papá, él es Hinata. Vamos a hacer una tarea juntos.- La azabache volteó a ver a su hermano. -Salúdalo, Tobio.- El pelinegro se acercó a Shoyo y lo olfateó un poco, ignorante de la grosería que acababa de hacer.
Su madre, una beta, le propinó un sape en la nuca.
-Es de mala educación andar oliendo a las visitas, Tobio.- La mujer de pelo azabache, que era regularmentevuna mujer risueña y sonriente, tenía en su rostro la expresión más severa que Tobio haya visto jamás en ella.
-Perdón...- Le dijo el menor. Shoyo se rió ante la situación y el corazón del menor se saltó un latido.
No podía evitarlo. Algo de ese pelirrojo llamaba la atención a más no poder.
No lo vió el resto del día. Estaba ocupado haciendo tarea con su hermana.
No lo volvió a ver, a veces Miwa lo mencionaba, acerca de su personalidad y como este actuaba, una vez llegó a referirse a él como su mejor amigo, aunque no lo volvio a ver en su casa.
Eso hasta que Miwa cumplió 12 años.
A esa edad, el subgénero empieza a manifestarse, y cuando Miwa empezó a mostrar rasgos de ser Alfa, sus padres no podían evitar estar emocionados.
En esa, su última fiesta de cumpleaños, estaba Shoyo.
Los omega tendían a manifestar su segundo subgénero antes, y en el caso de Shoyo, así había sido.
Un Omega.
Hinata Shoyo era un Omega.
Cuando el padre del azabache notó esto, no se guardo el comentario: que si Miwa resultara ser Alfa, lo normal sería que ellos comenzaran a salir.
Hinata se rió, algo incómodo por la situación, mientras Miwa regañaba a su padre por decir algo tan imprudente frente a todos.
-¿Y si yo también soy Alfa, puedo salir con Hinata?- Dijo sin pensar. Los invitados voltearon a ver al inocente niño de siete años. Permanecieron en silencio hasta que una estruendosa risa irrumpió en la tensión.
Era la risa del dichoso Omega.
-¡Claro que no, Tobio!- Acarició su cabeza. -Aún eres pequeño.-
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