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Capítulo 1

Parte 2




Suguru baño con agua fría al albino de su amigo que parecía inconsciente.

¿Realmente Alexa había llegado a esos extremos? Un sentimiento de disgusto se apoderó de él. No porque sintiera alguna clase de desagrado hacia ella, porque estaría mintiendo.

Satoru gritó e hizo un escándalo barullo ante la brusca forma de levantarlo, maldijo a Geto y terminó de bañarse una vez el pelinegro salió.

—¿Qué hacías en ese burdel, Satoru? —inquirió Suguru mientras servía la cena.

—Le hicieron daño. —balbuceaba, como un niño haciendo berrinche. El albino ya estaba sentado esperando su comida. —Yo solo quería sacarla de ahí.

Geto suspiró con frustración. Y se vio a sí mismo en su amigo. Incluso le pareció irónico creer que ambos habían caído por la misma chica.

—Satoru, ni siquiera tiene interés en ti. —señala intentando que se ahorrara el tiempo y no lo pierda como él lo había hecho; solo hablando desde la experiencia, queriendo ahorrarle la vivencia. —Mira, te drogo para terminar rápido e ir por el siguiente.

El suspiro del pelinegro solo hizo que Gojo lo mirara con furia.

—¿Qué tonterías estás diciendo?

—¿Tonterías? ¡Te encontré inconsciente! ¡Apenas cerraste los ojos y ella ya estaba yendo con otro!

Suguru parecía frustrado de que su amigo no pudiera ver la situación tan clara como él lo hacía.

—La chica de la que te hablo, está en el hospital. La persona que me llevó a la habitación básicamente salvó mi vida. —Satoru aclaro con obviedad.

—¿De qué hablas?

Muy dentro de él sintió alivio de que Gojo no sintiera nada por la castaña.

—Llegue ebrio al local, ¿sí? —admitió Satoru. —, estaba buscando al culpable que la había aventado de las escaleras y ella me detuvo. Me tranquilizo y explicó lo que sucedió.

Suguru maldijo y se paseó con frustración en el cuarto mientras pasaba sus manos por su cabello. Esta vez, realmente lo había arruinado por precipitarse.

Se maldecía un millón de veces por su actitud con ella y por la imprudencia de Gojo.

—¿Y qué fue lo que sucedió?

—Ella fue quien la aventó.

—Lunática. —susurro y el peliblanco lo miro mal.

—Ivette iba a tomar a un cliente peligroso, pero gracias a eso lo evitó.

Suguru sabía lo que significaba eso, era la forma en la que ella trabajaba, alguien más tomaría al cliente.

—¿Peligroso?

—Según dijo, tiene fama de arruinar los productos.

La última frase hizo que un escalofrío recorriera su espalda al recordar a qué se refería esa amarga frase. Sudó frío.

Arruinar los productos. —repitió perdido en el significado.

—También se lo pregunté, y me mandó a dormir. —Satoru le restó importancia y comenzó a comer. 




 마라 (𝐁𝐀𝐃𝐀𝐘𝐈𝐀𝐍𝐆)


𝑇ℎ𝑒 𝑠𝑡𝑜𝑟𝑦 𝑜𝑓 𝑢𝑠 | 𝐒𝐮𝐠𝐮𝐫𝐮 𝐆𝐞𝐭𝐨Where stories live. Discover now