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Capítulo 2

Parte 3



La puerta del local se abrió en par mostrando al dichoso cliente que venía acompañado de otros dos hombres innecesariamente musculosos.

—Vaya. —Alexa susurró, parecía que estaba ideando algo. —¡Señor, al fin llega! —intentando llamar la atención, se acercó cautelosa, como un gato tanteando el terreno.

—Mierda, Alexa vuelve aquí. —Yaga trató de detenerla. Suguru también lo había intentado, agarrando su mano, pero apenas y había conseguido rozarla cuando ella ya estaba yendo con aquel hombre.

El cliente miró su teléfono y la chica lo apartó, con sutileza, intentando que la atención se centrara en ella.

—Veo que hoy tomarás a otro cliente. —Alexa le mostró un puchero.

—Una lástima, ¿no es así? —lo abrazó del cuello. —, pero es algo que ya sabe... —se acercó y susurró con una voz tentadora. —La mejor oferta es la que se queda.

—Alexa. —llamó el gerente. —El cliente espera.

La castaña gimoteó con tristeza y se despidió. —Bueno, tal vez nos veamos pronto. —finalizó su escena con una mirada coqueta que lo barrió de pies a cabeza.

Y como si aquella frase fuera alguna clase de detonante, antes de que Alexa y Suguru salieran del edificio, aquel cliente ya se encontraba pagando el doble de lo que había dado el pelinegro.

Geto maldijo cuando el gerente los detuvo en el umbral. Había estado tan cerca que fue frustrante.

Alexa había logrado su cometido y como se había acordado, el pelinegro llevó a un restaurante familiar a Nobara.

Suguru se sentía patético. Sintiendo la burla de la castaña en todo su esplendor. La insultó, mentalmente, de todas las formas posibles por su terquedad. Nobara Kugisaki era menor de edad y aunque no lo fuera, ella sabía que nunca le pondría un dedo encima.

Porque siempre fue así en el pasado.

Aunque en sí, él no planeaba pasar una noche de sexo con esa lunática.

Solo quería, en forma de disculpa, llevarla a una revisión médica. Según sus conjeturas, ayer debió haber sido un día difícil con ese cliente y ahora lo veía por segunda vez.

Aunque quisiera negarlo, le preocupaba. Pero le molestaban más todas las trabas que ella ponía, como siempre. Suspiro con pesadez. ¿Cómo había acabado de nuevo en esa absurda situación?

—Ella estará bien. —mencionó la joven mientras se comía su hamburguesa.

—¿De qué hablas?

—La señorita Alexa. Ella me dijo que estaba bien.

Ahí comprendió cuando vio los ojos de la chica, tenía una mirada esperanzadora, inocente como si hubiera sido salvada.

—¿Eres a quién le está pagando la deuda, ahora? —cuestiono y la joven solo pudo mostrar sorpresa.

—¿Cómo lo sabe? —el mayor suspiro.

—No eres la primera a la que le hace el favor.

Geto recordó todas aquellas veces en las que, después de un tiempo, pagaba por una hora con ella y terminaba yendo alguna novata, incluso más joven que Nobara.

Parecía que lo evitaba y eso pensó al inicio, pero cuando se enteraba de que no las había tocado, Alexa le agradecía y de alguna forma le daba esperanza a Suguru. Era cansado, pero verla, brevemente al día siguiente, alimentaba sus ilusiones.

Si reflexionaba con más profundidad, en realidad esa fue una de las razones por las que terminaron. Llegó un punto en el que ella ya no volvió a tomar las horas que él pagaba, e incluso sus encuentros ocasionales también terminaron. Y eso, al final, lo canso. Suguru solo quería que esa hora la descansara, pero ella se negaba a tomarlo.

A día de hoy, no comprende la razón por la que prefiere pagar la deuda de otras personas en vez de la suya.

De solo creer en el desalentador estado de la cuenta de Alexa y el hecho de que pudo haberla terminado desde hace tiempo, lo llenaba de un sinfín de sentimientos que no terminaba de comprender.

Hay días en los que reflexiona en el "hubiera"; si hubiera terminado su deuda, ¿Qué habría sido de ellos? Casados y con hijos, ¿tal vez...?

—Ella realmente parece un sol. Es como la luz al final de este horrible túnel.

Él comprendía un poco lo que decía, solo un poco, casi nada en realidad. Era egoísta asegurar que lo hacía. Pero sabía que, para esas chicas, incluso para él, Alexa era mucho más que el sol.

Geto también intentó ser la luz al final del camino de ella, ingenuamente. Si Alexa no quería ser salvada, ¿Qué podría hacer él?





마라 (𝐁𝐀𝐃𝐀𝐘𝐈𝐀𝐍𝐆)



𝑇ℎ𝑒 𝑠𝑡𝑜𝑟𝑦 𝑜𝑓 𝑢𝑠 | 𝐒𝐮𝐠𝐮𝐫𝐮 𝐆𝐞𝐭𝐨Where stories live. Discover now