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Capítulo 5



Una vez Ivette se recuperó, regresó al burdel. Parecía decidida en algo y ahora le estaba contando, lo que creía la castaña, un gran secreto.

La forma en que le cambiaba la cara a Alexa era extraña. De compasión por la historia que le había confesado Ivette. A furia al darse cuenta de que la persona frente a ella tenía parentesco con la mujer que la había condenado a vivir una experiencia tan repulsiva a una edad tan corta.

—¿Mei Mei es tu hermana? —preguntó con un desagradable nudo en la garganta.

—Sí, ¿la conoce?

Alexa se partió de risa con ironía, ¡claro que lo hacía!

Esa mujer fue el inicio para que todo empezara a salir mal. Logrando que ella se metiera con alguien que en realidad debía evitar, solo para serle útil de señuelo y que lograra huir.

—Ella me enseñó...

MeiMei logró escapar esa noche. Y a cambio, la tranquilidad y estabilidad de Alexa y Nanami habían sido entregados en bandeja de oro.

—¿Qué sabe de ella? ¿Le contó hacia dónde iría? —las preguntas de Ivette, llenas de esperanza, solo lograron marear a la castaña.

—No.

Esa noche ella estaba ocupada tratando de salir de las asquerosas garras de Sukuna, uno de los altos mandos en el Distrito Rojo. Según las habladurías de otras chicas, anualmente se hacían visitas administrativas, pero gracias a su torpeza y credulidad de novata, hizo que las frecuencias fueran en aumento.

—Lo lamento. —admitió. —Realmente no tengo información de ella.

Y antes de que Ivette hiciera alguna otra pregunta, Yaga y Nanami entraron en la habitación, pero ninguno habló ni miró a las presentes. Ellos se estaban debatiendo por quién sacaba el tema.

—¿Sucedió algo? —preguntó Ivette.

—Tendremos visita de los jefes. —Yaga soltó la bomba.

Alexa los miró paralizada, y rezó una, y otra, y otra vez hasta contar mil veces porque no fuera la persona en la que pensaba. Aunque no fuera posible, y fuera poco probable, rezó para que no fuera él.

—Y... ¿A quién nos asignaron? —preguntó mirando a Nanami, intentando fingir ignorancia.

El rubio apretó sus manos con fuerza y apartó la mirada. La castaña imitó el gesto.

Ya tenían su respuesta.




마라 (𝐁𝐀𝐃𝐀𝐘𝐈𝐀𝐍𝐆)



𝑇ℎ𝑒 𝑠𝑡𝑜𝑟𝑦 𝑜𝑓 𝑢𝑠 | 𝐒𝐮𝐠𝐮𝐫𝐮 𝐆𝐞𝐭𝐨Where stories live. Discover now