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Capítulo 7



Como un milagro, misericordia o lástima por lo que estaba pasando. Uno de esos días caóticos -que pasaron mientras la tríada estaba afuera- Alexa y Kento se dedicaron a atender lo que sea que pidiera Sukuna y aunque el final parecía lejano para ambos, por primera vez en la vida sus ruegos fueron escuchados. La policía irrumpió en el local, parecía que habían estado investigando los negocios fraudulentos de los altos mandos.

Claro que Sukuna estaba implicado, y la policía no podía desaprovechar esa oportunidad de oro. Lo agarraron en pleno acto, demasiado ocupado con el rubio y la castaña como para percatarse de lo que sucedía afuera de la habitación. Después de una breve persecución fue acorralado.

Parecía que la luz al final del túnel había llegado para ellos, al fin. La pareja fue atendida de urgencia y dieron testimonios contra el peli rosado, claro, asegurando primero su seguridad. Después de ser dados de alta, regresaron al burdel.

Y Alexa observó cómo Ivette se iba con el albino para reunirse, con quien ella suponía, eran sus amigos, ya que el pelinegro se encontraba ahí, esperándolos. Mirar la escena hizo que algo se agitara dentro de ella.

Ver como todos recibían con los brazos abiertos a la pareja mientras irradiaban felicidad por ellos, de alguna forma le hizo sentir envidia.

Realmente parecía como el final de una película. Pero se sentía feliz por la joven.

Al parecer ella había sido la razón por la que se inició la investigación y también estuvo involucrada con el arresto de Sukuna. Lo agradeció de corazón.

Era extraña la forma en la que se desarrollaron las cosas. Pero lo más raro de todo, fue la expresión de Suguru Geto, quien mostraba una expresión indescriptible para Alexa.

Él sonreía y parecía como si fuera de otro mundo, es decir, no es como si nunca lo hubiera visto sonreír, sino que esa parecía una sonrisa que ella nunca había visto. En realidad, no sabía que se vería de esa forma una sonrisa en él, le quedaba bien.

Incluso por un momento, mientras estaba absorta en él, se preguntó si Suguru habría puesto esa misma sonrisa si ella se hubiera presentado frente a él ese día.

Si tan solo hubiera tenido el valor de hacerlo... Tal vez ahora no lo estaría imaginando.

Kento le tocó el hombro llamándola. —Debemos irnos. —Alexa sonrió.

Cierto, ella ahora tenía que tomar otro camino.




마라 (𝐁𝐀𝐃𝐀𝐘𝐈𝐀𝐍𝐆)




𝑇ℎ𝑒 𝑠𝑡𝑜𝑟𝑦 𝑜𝑓 𝑢𝑠 | 𝐒𝐮𝐠𝐮𝐫𝐮 𝐆𝐞𝐭𝐨Where stories live. Discover now